Supongo que gran parte de lo que él y ciertamente otros muchos llamarían literatura «seria» no es más que un pasatiempo al borde de una piscina cubierta. Los cuentos de hadas pueden crear monstruos que vuelan por los aires o moran en los abismos, pero al menos ellos no intentan escapar de los cielos o del mar.
Sobre los cuentos de hadas, J. R. R. Tolkien
Tras hacer las paces con mi niño interno y comprobar que El señor de los anillos era un gran referente dentro de la Fantasía (ojalá también lo fuera para la Literatura), decidí leerlo al fin.
Tolkien poeta
Tolkien era un gran poeta, en algunos capítulos hace que sus personajes canten pasajes sobre la historia de la Tierra Media, sobre leyendas o, incluso, existe el canto de los ents. Muchas reseñas y comentarios mencionan que estas canciones les resultaban aburridas o que no aportaban nada al libro. Aseveraciones con las que estoy en total desacuerdo, porque las canciones están allí para seguir construyendo el mundo y porque el escritor tenía una formación filológica en literatura germana y medieval, así que él comprendía que las canciones eran la forma en que se transmitían las tradiciones, leyendas y mitos, en pocas palabras, el cúmulo de saberes de un pueblo; no por nada Homero le pide a la diosa que cante los acontecimientos en torno a la cólera de Aquiles. Conforme avanza la historia, las canciones van disminuyendo y es una gran forma en la que el Profesor tiene para mostrar cómo los cruentos sones de la guerra silencian poco a poco la música del mundo.

El paisaje y la descripción
Me resultan interesantes las constantes quejas de que los libros están plagados de muchas descripciones sobre la naturaleza, algo que según muchas personas no aporta nada. Hay dos comentarios que recuerdo mucho: un youtuber, que da consejos de escritura, dijo que El señor de los anillos. La comunidad del anillo (la película), era un gran ejemplo de la tan socorrida fórmula: muestra, no cuentes. Claro, dijo eso mientras despreciaba los libros por contar demasiado. El segundo comentario proviene de una reseña en la cual incluyeron que deberían darle un premio a Peter Jackson por haber hecho que un libro tan aburrido, que habla sobre flores y senderos, se convirtiera en algo tan divertido y emocionante. Son opiniones válidas, pero me recuerdan que vivimos en un mundo más acelerado, que sólo piensa en consumir y seguir y seguir… consumiendo ad nauseam.
Así que esos pasajes tan descriptivos, siguiendo al poeta uruguayo Eduardo Milán, usan la palabra detenerse, “[l]a palabra subterránea del capitalismo […], la palabra que espera en cualquier parte pero no es vértigo, velocidad, contradicción, masa […]”. Porque Tolkien, al igual que Henry David Thoreau en Colores de otoño o Virginia Woolf en Al faro, nos invita a detenernos a contemplar la naturaleza, para conocer ese mundo del cual nos hemos alejado. Por eso sus descripciones son tan plásticas y nos muestran muchísimo con cada detalle. Tanto que me hizo sentir la asfixiante oscuridad de Mordor.

Para todo el mundo
Por último -y para no extenderme más-, mientras charlaba con una de mis mejores amigas sobre mi lectura, ya que ella es muy fan de las películas, le dije que la obra del Profesor puede ser leída a cualquier edad: la parte de aventura y guerra con Merry y Pippin es ideal para la adolescencia. Todo lo relacionado con la parte de Sam y Frodo aprendiendo lo difícil que puede ser la travesía y que a pesar de todo siempre habrá esperanza, claro, con sus consecuencias, sería para una etapa madura. La figura de Bilbo, junto con los elfos, que durante el ocaso de la existencia aprecian la belleza del mundo, correspondería a la vejez, esa etapa en la que tenemos que aprender a dejar ir más cosas y, más que resignarnos, aceptar que los cambios son el fin de ciclos y el inicio de otros.
Mi intención es invitar a que lean, ya sea por primera vez o de nuevo, El señor de los anillos, que hagamos un ejercicio de autocrítica y a romper con ciertas ideas, como el hecho de que sea Fantasía es sinónimo Literatura infantil y juvenil (como si esto fuera malo) o que el texto sólo es la forma en que el autor exorcizó todos sus traumas de la guerra o, el mejor de todos, para qué leerlos si ya existen unas tres películas multipremiadas. Así que les extiendo la mano para que se atrevan a salir del resguardo de sus piscinas cubiertas para ir a nadar a un lago o al mismo mar.

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