El cinturón se ha roto - MilMesetas

Hermano, el cinturón que me regalaste se ha roto. Sí, después de usarlo durante un año; incluso lo usaba a pesar de haber estado confinado por la pandemia. Es extraño que te hable de esto tan común, tan cotidiano, o sea, ¿cuántos cinturones alrededor del mundo no se están rompiendo en este preciso instante? ¿Miles? ¿Millones? No lo sé; tampoco sé por qué me estoy cuestionando esto.

No me preocupa el cinturón, sé que puedo comprar otro, u otros, solamente que ninguno será como ese. Ese simboliza algo que me ha tomado tiempo comprender, algo tan simple como el desgaste de un accesorio tan común; pero tan indispensable, porque sostiene los pantalones de la civilización. ¿Habría caos sin ellos? No lo sé, solo sé que ya ninguno me será otorgado por ti.

Imagen tomada de internet, para representar el cinturón.

Ese cinturón me acompañó durante un año complicado: me salí de casa, me quedé sin trabajo, impartí dos talleres sobre ciencia ficción, me enamoré, conseguí un trabajo, leí libros hermosos, lloré, conviví con personas que amo y me aman y asistí a tu funeral.

Desde el momento en que supe de tu asesinato, algo en mí se quebró y miles de preguntas escurrieron desde mis ojos, algunas ya las olvidé y otras me las reservo; sin embargo, las que perduran tienen que ver con nuestros gustos, en especial con la ficción que consumiamos. A veces creo que podemos entender un poco más a alguien por las historias que consume.

Durante tu velorio no dejé de pensar en una de tus películas favoritas, porque no te cansabas de verla, John Carter: Entre dos mundos, porque esa historia inicia con la muerte del protagonista, que anhela regresar a su amado Barsoom. ¿Acaso dónde estás es un lugar tan idílico como las ciudades construidas sobre esas rojizas arenas?

John Carter: Entre dos mundos, Disney, 2012.

También pensé en tu gusto por las películas El señor de los anillos y El hobbit y la ocasión que viste las seis películas en orden y de forma maratónica. Ahora comprendo el dolor que padeció Faramir a causa de la muerte de Boromir, el saber que no volvería a verlo, a escucharlo reír o abrazarlo al retornar seguro a casa.

Tras tu funeral entendí un poco más tu gusto por la franquicia de Rápidos y Furiosos. Sé que es meme, pero no dejo de pensar que a Dominic Toretto lo mueve algo tan humano y profundo: el amor por la familia. Aunque no solo se refiere a la familia sanguínea; sino también con las personas que uno decide crear vínculos, lazos y formar una comunidad y red de apoyo. ¿Quién podría imaginar que esos temas tan en boga ahora están allí, ocultos entre pistones, gas nitro, reggaeton y proezas inverosímiles?

Algo que aprendí de esa franquicia de corredores callejeros, convertidos en salvadores de la humanidad, es que la ficción también puede ser un espacio donde podemos despedirnos de quien no pudimos despedirnos.

Así que dejo ir el cinturón, pero lo que simboliza no. Me imagino regresando a casa, estás en la sala viendo alguna película, estoy seguro que es Rápidos y Furiosos 9, y te digo: “Ya se rompió el cinturón que me diste hace un año”. Tú respondes: “¿Qué? ¿Quieres que te compre otro?”. “No, solamente quería decirte que gracias y pues ya tengo otro”. Guardo silencio y me pongo a ver la película contigo.

Déjanos un comentario