Conversación con Luis Romani, creador del podcast “Preciosos bastardos”, escritor y dramaturgo.
R-¿Cómo te definirías, Luis, además de ser escritor?
L–Además de ser escritor, en este momento me definiría como creador de contenido porque es otra actividad que me gusta hacer, estoy enfocado en dos temas muy específicos que son: la redacción y la literatura. Para mí, consiste en crear contenido de esos temas, difundirlos y compartirlos.
R–Realizas el podcast titulado “preciosos bastardos”, un podcast que ayuda a los universitarios a escribir mejor. ¿Cuánto tiempo lleva este podcast? ¿y cómo llegaste a hacerlo?
L– El podcast lleva aproximadamente un año y un mes. La idea se cosechaba desde la época universitaria, hace un par de ayeres. Más que hacer un podcast, era la idea de hacer algo. Todos en algún momento tenemos la necesidad o la iniciativa de querer realizar algo en internet por todas las posibilidades que la red ofrece, y sabemos que hay muchas alternativas para compartir lo que sea. En su momento, en la universidad, tuve un par de blogs que actualmente ya no existen, ni me acuerdo cómo se llamaban, no funcionaron como yo quería. Me refiero a que no se leían lo suficiente ni se compartían, eso me desanimó y lo dejé. Pero seguía esa espinita de querer hacer algo, quizá por diversión; pues, cuando estás en la universidad crees que puedes hacer todo. Después lo intenté en YouTube, como muchos, aunque el experimento era de otra naturaleza, de otro tema, pero no me sentí cómodo; YouTube no era mi plataforma. Cuando terminé la universidad, después de un tiempo comencé a probar con el podcast. Se me facilitó mucho la manera en que se producía, y lo que significa consumir un podcast a diferencia de un blog que corresponde leer o de un video. En el podcast se trata de hablar; todo está englobado por la voz; es un archivo de audio en el que puedes hablar de cualquier tema, la duración no está definida, puede ser producido de la manera que tú quieras y se puede compartir a través de diferentes plataformas de música.
R–¿El podcast es el heredero de los programas de radio?
L–Sí, por supuesto hay antecedentes de la radio, la radio digital y ahora el podcast. Nada más para precisar la diferencia, la radio es que se transmite en vivo, la radio es sobre un tema coyuntural con ciertas pautas para hacerla funcionar como la manera de hablar, el estilo, incluso la publicidad que manejan las emisoras de radio; mientras que el podcast ofrece una posibilidad de temáticas ilimitadas y no corresponden completamente a la dinámica tradicional.
R– ¿Cómo describirías tu podcast? Me pregunto por qué dices que es una continuidad de tu trabajo como escritor. Me parece que son dos actividades muy distintas.
L– Para mí hay una continuidad porque quien lo unifica soy yo, mi persona, mi voz; mi estilo de escribir, es el mismo estilo de comunicar que uso en el podcast. Por eso para mí, sí están relacionados. Ahora ¿Cuál sería la diferencia? La línea temática. En el podcast me suelto más que cuando escribo. ¿De qué trata “preciosos bastardos”? Originalmente el título era “preciosos bastardos el podcast de escritura útil”, eran breves cápsulas de 10 minutos y cada episodio trataba una lección de redacción, pero desde una perspectiva más… irreverente –¿Lúdica?– Sí, lúdica, y a fin de cuentas no dejaban de ser consejos que compartía con los escuchas, por ejemplo; cómo resolver un ensayo, desde mi propia experiencia, de lo que he aprendido y averiguado, y de las personas con las que he trabajado. Todo para ayudar a un universitario de nuevo ingreso a resolver sus tareas. Esa era la audiencia a la que iba dirigido. Había otros capítulos dedicados a la ortografía, la bibliografía, la tesis, otra serie dedicados al análisis, pero de manera más profunda y con temas relacionados con la redacción, como las noticias, los medios de comunicación, la escritura digital, incluso el entretenimiento. De todo esto, trató la primera temporada. En la segunda temporada, el lema del podcast de “escritura útil” cambio a “aprender es el nuevo entretenimiento”; va más con el contenido del podcast y es la misma dinámica, pero también ofrezco propuestas de análisis de reflexión de temas que están en boga o temas de actualidad en la cultura popular, como puede ser la música del reggaetón, el odio, el odio al internet, la lectura, ¿por qué la gente ya no lee?, hay consejos didácticos invitando a la reflexión. El podcast no tiene nada que ver con lo que escribo; es más lo que soy como profesionista o universitario, mis inquietudes están más presentes en la redacción que en la escritura, es decir, el trabajo técnico que implica escribir.
R–¿Cuáles son los temas de tu escritura?
L-Me gusta mucho el humor, eso también está impreso en el podcast, el humor como artilugio. Me gusta la violencia, me interesan las nociones de género, específicamente lo que tiene que ver con las identidades juveniles, un poco la sexualidad, pero sobre todo los viajes juveniles que corresponden a una búsqueda de identidad.
R–Los que hemos conocido tu trabajo y hemos seguido tus publicaciones, te ubicamos en lo que llamaríamos la literatura gay mexicana, ¿estarías de acuerdo con eso?
L–Sí, no tengo objeción, no lo menciono como tal porque como escritor y dramaturgo he publicado textos independientes; me refiero a relatos sueltos, artículos, obras de teatro. Entonces, como tal, no hay un libro todavía. Así que me concentro en estos pequeños textos que he escrito más que en la totalidad de un libro para decir que efectivamente escribo literatura gay y que tengo el ejemplo de tal libro.
R– ¿Pero aun estos textos independientes los insertarías dentro de este género, dentro de este submundo de literatura que tiene que ver con la homosexualidad, el homoerotismo y la búsqueda de una sexualidad alternativa?
L–Sí, sobre todo con una sexualidad alternativa. Haciendo uso de memoria, considero mi literatura gay, y esto ya es una pregunta muy filosófica, ¿por qué es gay? porque lo que escribo es muy gay, desde una perspectiva muy gay y con un estilo muy gay. Sin embargo, la tramas o las historias a veces no tienen nada que ver con la homosexualidad o con personajes de sexualidad disidente por eso quizá no, pero el discurso sí lo es.

R–¿Y cómo es un discurso gay?
L–Es una pregunta muy profunda, es una pregunta que me di cuenta de que tenía que hacer cuando iba a mitad de la carrera, conforme iba avanzando, tuve oportunidad de hablar con escritores. Hubo uno que me marcó mucho por lo que me dijo. –¿quién? menciona nombres– que después fue mi maestro, es el escritor chileno Pablo Simoneti, es un escritor muy destacado quien todavía vive, hay otros escritores muy destacados, pero ya no están con nosotros. Entonces a él le pregunté, sin recordar cómo formulé la pregunta: ¿Qué era la literatura gay? ¿Cómo saber dónde poner una etiqueta de literatura gay? Él contestó: la etiqueta le sirve únicamente a la librería para separar las obras por temática. La literatura gay no es la que trata historias de homosexualidad, la literatura gay no es un género, es una definición, corresponde a una perspectiva a una cosmovisión, a una identidad. La literatura gay es toda la que hace a través de la mirada gay del narrador o del escritor y esta mirada puede traducirse en un humor corrosivo, en una especie de barroco latinoamericano, en una obsesión por detalles mínimos porque eso corresponde a una sensibilidad muy femenina, el estar pendiente del más mínimo detalle y poner énfasis en describirlos. Entonces, todo esto que te estoy simplificando serviría para entender lo que es el cosmos de la literatura gay. En mi caso, las obras y los textos que he escrito lo traducirían en el uso del lenguaje, por eso escribo teatro porque me gusta mucho la narrativa oral y por eso hice un podcast porque me gusta hablar y al hacerlo, uno llena todo de lenguaje y palabrerías, detalles, anécdotas; entrecruzas chismes, chistes, en todo ese argumento que vas construyendo y todo esto solo lo va a entender otro gay. Es difícil tener que explicar un idioma, el que hable ese idioma lo va a entender, pero el que no lo hable será más difícil captarlo. Y también aprendí, gracias a otro escritor, que no es necesario que se lo explique.
R–Entonces, ser gay es más que una preferencia sexual, en el caso de la literatura es una manera de narrar, de hablar, de ver el mundo y el problema es intentar explicar. ¿Cuál es esa manera de ver el mundo?
L– El problema es explicarlo, lo puedo decir en un cuento, pero explicarte el fondo de éste es lo difícil. Pero es una respuesta que te daría cualquier escritor al momento de explicarte su obra.
R–De acuerdo, ¿Pero cuáles son los riesgos que tiene esta literatura para enfrentarse a un panorama que históricamente, no ha sido visto con buenos ojos? Aunque por fortuna ha habido transformaciones, ¿no sientes este peso en los temas que escribes, o en la manera de narrar?
L–No lo siento, porque a final de cuentas, lo que hago es literatura, por muy social que sea; no estoy haciendo política, no es activismo; por mucho que los libros puedan influir en la realidad, son productos de ficción, mi objetivo es hacerlo lo mejor que pueda, pero no siento un peso real por ello. El riesgo está en que no se lea, cosa que no afectaría a nadie más que a mí.
R–¿No consideras que sea una literatura un poco oculta que no tiene la misma aceptación de una literatura heterosexual, por así decirlo?
L–Sí es una literatura oculta y puede ser no bien recibida, obviamente por lo que acabas de mencionar. Pero, no creo que si fuera una literatura heterosexual fuera mejor recibida, creo que quizá sería indiferente, pero al ponerle la etiqueta de literatura homosexual, literatura gay o literatura queer, sí es una barrera para un número mayor de lectores porque carga un prejuicio, no solo estético y literario, sino social. Es un riesgo como cualquier otro tipo de producto artístico bien definido.
R– ¿Te insertas dentro de esta tradición mexicana, latinoamericana de literatura gay? ¿y cómo concibes esa tradición?
L–No me considero aún parte de la tradición porque no tengo una obra que lo respalde, no tengo un libro, incluso aunque haya publicado textos y algunos hayan sido premiados, no tengo un libro para decir que mi obra incursiona ahí.
R –Bueno, después podrías reunir tus textos en un libro; la obra está ahí.
L–Los podría reunir después y quizá al hacerlo me daría cuenta de que tal vez no son tan buenos o que se escribieron en alguna etapa de mi vida –Bueno, pero ese no es el tema– alcanzar la producción de un libro sería el resultado de todo lo anterior. Quizá si en este año publique un libro de relatos con un estilo similar a los que he publicado, pero ya con la conciencia y la madurez literaria, entonces podría apostar que incursiono en esa tradición.
R– La pregunta es ¿concibes tus textos continuando una tradición de escribir literatura gay en el sentido que tú la has descrito?
L–Sí, claro

R– ¿Quiénes formarían parte de esta tradición que te ha servido como referente?
L– Podríamos hacer una lista muy general y corta. Esta sería totalmente de escritores latinoamericanos porque compartimos el idioma, contextos similares, con las diferencias de cada época, pero es lo que yo comparto con esta literatura. Por ejemplo, el escritor cubano Reinaldo Arenas, Luis Zapata; el escritor mexicano más destacado de la temática, también José Joaquín Blanco, Pedro Lemebel, Manuel Puig, Luis González de Alba, Fernando Vallejo, Monsiváis, por nombrar algunos de los que han destacado.
R–Nos mencionas nombres de narradores, ¿qué pasa con la poesía homoerótica? Donde están Abigael Bohórquez, Elías Nandino...?
L–Villaurrutia y Novo… pero como no produzco poesía, obviamente los primeros nombres que vienen a la mente son narradores y aunque conozco a los escritores que mencionas, sería otro listado, de otra tradición poética que no conozco. Entonces me enfoco mucho en los narradores, incluso en los dramaturgos donde agregaría a Hugo Argüelles, estos escritores serían parte de la tradición más emblemática de Latinoamérica.
R–¿Y esta tradición está viva?¿ qué pasa con escritoras? sería otro tema hablar de las mujeres…
L–De todos los escritores que nombré, solo Fernando Vallejo y José Joaquín Blanco siguen con vida. Los escritores que han continuado sí están muy marcados, por ejemplo, hay un escritor colombiano que se llama John Better y es muy de la línea de Pedro Lemebel. Incluso Pablo Simonetti, el escritor que nombré al principio también viene de esa línea, aunque sus tramas sean diferentes. Ahora bien, los escritores contemporáneos a mi generación, creo que han destacado más en poesía. Creo que tengo más nociones de poetas. Hablo solo de varones y no de mujeres, no porque no las conozca, sino porque son los escritores que más he leído, los que he estudiado más y también porque estamos hablando de la “etiqueta de literatura gay”, y en la etiqueta hay una especificidad muy marcada. Entonces, empezar a mezclar todo lo lésbico, lo trans, lo bisexual, incluso lo queer ya se volvería mucho más complejo porque habría que poner definiciones. Así que me concentro en lo que atañe a lo gay. Y no creo que los continuadores estén haciendo podcast (risas), los continuadores están haciendo lo que deben hacer que es escribir y lo están haciendo muy bien.
R– ¿Cuál ha sido el impacto social de esta literatura gay en México? ¿Es simplemente un ejercicio literario, el registro de una voz o dirías que sí ha tenido algún tipo de repercusión, el papel desempeñado, cómo se ha ido construyendo, mejorando el reconocimiento a esta comunidad, en nuestra sociedad y en América latina?
L– Ha tenido un impacto. Algo que hay que recordar, esta efervescencia de la literatura gay surge muy a la par de los movimientos sociales de la década de los 70, uno se nutría del otro, entonces fueron creciendo juntos. Cuando se empezó a exigir visibilidad y derechos destacó una literatura que ya se hacía desde antes, pero que ya empezaba a decir su nombre, sin ocultarse. Así, fueron creciendo, el impacto de una beneficiaba a la otra. De un tiempo para acá, en el año 2000, dejó de haber foco, empezó simplemente a desaparecer, pero no lo relaciono tanto porque fuera literatura gay, más bien fue propiciado por la relevancia que empezaron a adquirir los dispositivos y también se fue desplazando a la lectura y no solo afectó a la literatura gay, sino a la literatura en general. Las repercusiones que se han generado y que se tienen en la actualidad persisten y son vigentes, por eso la lista de autores que nombré, son conocidos por la mayoría como los más emblemáticos. Afortunadamente, es una lista muy larga de autores que han tenido repercusión en el cine, en las múltiples reediciones de estos libros que sigues encontrando en las librerías. El impacto literario existe, en el caso del impacto social creo que dejarles la carga de que tienen responsabilidades sociales al hacer literatura, pues es exigirles mucho.
R–¿qué estás escribiendo en este momento?
L–Estoy empezando un libro que tiene que ver con todo esto que estamos hablando.
R–¿Un libro de narrativa, un libro teórico, una historia?
L–No es un libro teórico, tampoco una novela, todavía estoy en eso.
R– Para cerrar: la literatura gay presentaba a la sociedad una serie de temas de los que ya hemos hablado en otros espacios y nos has dicho: la cárcel, la violencia, la enfermedad, el VIH. Y eran temas de los que nadie quería hablar, pero ¿cuáles serían los temas actuales y los del futuro de esta literatura conforme la vida de los hombres homosexuales se ha modificado? ¿Cuáles serían los nuevos temas a los que está llegando esta literatura y sería interesante saber tu opinión al respecto o si van a continuar los temas clásicos de esta literatura?
L– De eso también trata lo que estoy escribiendo. Primero, algo que hay que clarificar es que a la literatura no la hace el tema, porque desde siglos atrás se escribía del amor y hoy se sigue escribiendo del amor, entonces el tema no hace a la obra. Cuando tuvimos oportunidad de hablar, anteriormente yo hacía una lista de tópicos recurrentes en la literatura gay del siglo pasado. En la actualidad, yo considero que, sí persisten algunos todavía; quizá la cárcel y la dictadura ya no. Pero otros, como la enfermedad, la prostitución, la vida nocturna, los ritos de iniciación, todavía persisten y se va a escribir sobre ellos. En todo caso, los temas nuevos estarían enfocados en donde ya no hay ocultamiento. Entonces, uno de los tópicos sería el amor y también la familia. Otro que viene desde siglos atrás y que también se va a explotar más es la salida del closet, va a generar historias interesantes y creo que va a fusionarse lo gay hacia lo queer, hacia lo trans que no hay mucho registro en la producción literaria del siglo pasado, así que creo que hacía allá va.
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