Conversación con Hugo Servando S: la poesía como testimonio - MilMesetas

Conversación con Hugo Servando Sánchez poeta y narrador de Chihuahua al norte de México.

R: ¿Te concibes más como un poeta o como un narrador?

H: Creo que me he orientado más por la poesía con todo y las limitaciones que tengo para ella, pero bueno, sigo intentando diariamente aprender y practicar más la poesía. En cuanto a la narrativa creo que se necesita una energía especial para acometerla, pero sobre todo una libertad de tiempo que ahora no tengo para dar continuidad a mis cuentos que es el género en el que he tenido oportunidad de publicar.

R: ¿Cómo se llega a ser poeta?

H: En mi caso lo siento como un último recurso, o una bandera dentro de la marginación en muchos sentidos. Me refiero a sentirte marginado en cuanto a la posición que ocupas en tu propio mundo, no marginado necesariamente como alguien a quien se le margina, sino de alguien que se mantiene en la periferia. Es decir, me he sentido siempre como un observador del ambiente que me rodea y de las metas que otras personas tienen, como que esa fue la bandera que más alcancé a ceñir como forma de expresión. Por otra parte la poesía como forma literaria es algo tan inmenso, que uno se siente poeta sólo por instantes, porque no es un oficio complaciente sino difícil y la gran poesía te recuerda siempre que eres sólo un aspirante más, que sacrifica en su honor el tiempo.

R: Es raro que en una época en que la poesía no es  la ruta preferida para expresarnos alguien la elija, ¿por qué elegiste la poesía?

H: Bueno, elegí la poesía quizás porque desde muy niño las palabras fueron muy importantes para mí, desde el aprender a leerle a mi madre cuando llegaba de la primaria, era algo que ella me pedía hacer en voz alta. Siempre las palabras marcan momentos dentro del crecimiento de las personas, a veces, lo único que guardas de esos momentos son palabras, y pues somos personas que las aquilatamos mucho. Luego entiendes que también son parte de un juego y de un gran abanico de posibilidades, desde las oraciones, el discurso en el púlpito de algún sacerdote, las palabras de una tía, las palabras del padre, de los hermanos, es decir, se van guardando como un código que uno intenta descifrar y como que también es parte de una limitación en el lenguaje, qué no es algo que aprendas como una cosa única y exacta, sino que te queda la duda sobre esos significados profundos que suelen tener, y que finalmente no sabes si la otra persona capta lo mismo que tú captas, entonces esa intriga que hay dentro de la palabra yo creo que desde niño me ató mucho a la poesía, desde encontrarme un libro de poemas románticos, o la poesía coral dentro de la primaria en la que me elegían por tener una buena voz. Esas serían para mí las razones.

R: ¿Cuáles son tus temas?, ¿de qué escribe un poeta de Chihuahua ?

H: El primer tema, algo muy natural para cualquier adolescente, fue el amor, el amor homosexual en mi caso y fue mucho el tener la posibilidad de hacer esa transgresión en favor de lo que yo sabía que socialmente se consideraba incorrecto. Poder manifestarlo por escrito, aunque la identidad sexual o la idea de género tenían que seguir ciertas reglas, ciertos comportamientos, el papel me dio esa libertad para expresarlo, y finalmente en 2005 publicar una primera plaquette con este tema y luego ya a partir de ahí, yo creo que se abre un sinfín de caminos. Creo que ahora lo que sé qué despierta para mí la poesía, es la compasión, la compasión de los comportamientos humanos que logran tocarme. Creo que abordo los temas universales que hay entre el amor y la muerte como diría Rilke pero dándoles la particularidad de mi propio contexto.

R: ¿Qué es la poesía? ¿Por qué es tan difícil leerla entenderla? Tal vez estamos en un país que no tiene una afinidad especial con la poesía…

H: Lo que pasa es que somos muy afines a la poesía comercial, a las letras de las canciones, los anuncios de publicidad, las telenovelas, las series; la poesía tiene una intervención en todo este mundo comercial, pero obviamente hay ese hilo conductor qué es la música, las actuaciones, los productos, la mercadotecnia que hace que sea más digerible pero consumimos una especie de infra poesía todo el tiempo; en cambio la poesía más consumada ya como tal con la musicalidad propia de las palabras, es más compleja de allegarse, sobre todo por el poco acceso que hay a los libros. Para mí es de esas artes de las que están más separadas de lo útil, porque por ejemplo la plástica, la pintura, la escultura, te pueden servir para decorar un salón, el cine te sirve para ir con la novia y disfrutar de las palomitas, etcétera; pero la poesía ya formalmente como tal es una actividad a la cual somos muy reticentes sobre todo porque requiere de algo que cada vez es más escaso y es el tiempo, puesto que el tiempo es dinero, pues no hay ninguna utilidad en leer un poema, en leer un libro de poesía. Mucho menos el hacer una lectura en voz alta, en el grupo familiar, con los amigos.  

R: ¿Cómo te formaste como poeta?

H: Tuve varias etapas de talleres, yo creo que el más importante fue mi acercamiento con Enrique Servín que yo creo que es uno de los intelectuales más importantes a los que yo conocí y con el que duré 22 años, fascinado por la capacidad que tenía para expresar de una manera oral, para transmitir la pasión por la literatura.

R: ¿Qué fue lo que él te enseñó sobre la poesía, o qué crees que era lo que él podía enseñar sobre la poesía?

H: Cuando yo comencé a escribir estaban muy de moda las vanguardias todavía, es decir la perspectiva dentro de los talleres literarios es que deberías de hacer innovación con la palabra, porque al ser Chihuahua, una provincia, como que esas experimentaciones llegaron aquí tarde entonces la gente las tomaba como novedad, no como algo que hubiera pasado hace ya casi un siglo. Él me hizo observar que lo importante en la poesía no es la innovación, porque la poesía está desde tiempos inmemorables y ningún truco va a mejorar lo que ya ha sido excelso, ningún truco nuevo va a innovar porque todos los temas han sido tratados, se han hecho muchas experimentaciones y lo que funciona no necesariamente es lo más innovador, sino que tiene que ver con la profundidad del texto, es decir, que hay dentro del experimentalismo grandes poemas y poemas horrorosos, igual que dentro del romanticismo, del neoclásico, de lo clásico, es decir, ése no debe ser el foco porque es una moda, y es una moda que como todas las modas va a pasar. Con él aprendí que no valía la pena perder tiempo en eso, sino en ir a la sustancia del poema, es decir a lo que verdaderamente pretendemos con el poema, qué es conmover al otro y buscar la belleza.

R: Háblanos un poco, para quienes no conocieron a Enrique Servín, sobre su taller de poesía. ¿Cuál era la dinámica? ¿Quiénes participaban?

H: Para mí el taller con Enrique por un lado fue lo formal, lo de ir a un espacio determinado bajo ciertas reglas institucionales, pero por otro lado la amistad de Enrique yo creo que fue una parte muy importante para los artistas de Chihuahua. En general para escritores y para no escritores fue un taller, porque él siempre estaba recordándote los lazos que podía tener tu obra, tu creación, cualesquiera que está fuera, con el arte universal, con la literatura universal, entonces siempre estaba recitando poesía y más allá de que tú pudieras adquirir, por ejemplo, un libro de Pessoa y entender su poesía, él podía reafirmar esos conocimientos al hacerte escuchar en portugués el original y luego su traducción, igual a Goethe, igual a muchísimos escritores clásicos qué el memorizaba, y que te enseñaba a degustar en su idioma original. Fue un hombre muy generoso, porque con muchos artistas que se acercaban a él, los aconsejaba cómo darle cierta uniformidad temática a la obra o darle un giro en un sentido o en otro, es decir, él tenía muchos conocimientos.

R: Me das a entender como si la vida cultural de Chihuahua fuera como una especie de isla, como una especie de territorio aparte s de los diferentes movimientos culturales del país y del ámbito internacional.

H: Sí, en gran medida lo es por el aislamiento geográfico que tenemos de otras ciudades más grandes. Obviamente no te estoy diciendo que no hubiera llegado aquí parte de las vanguardias durante mucho tiempo, sino que estábamos como ciclados en ese tema y en muchos otros como la abstracción y lo críptico. Pensábamos, tal vez, que era ahí donde un día podríamos maravillar con algo novedoso, como un estancamiento más que nada. Esto por supuesto pasó en todo el país, era como una obsesión. Creo que actualmente hay una mayor apertura hacia la poética de la experiencia, sin tener que ser crípticos o abstractos todo el tiempo.

R: También cuando hablabas de los temas yo pensé que me ibas a decir los temas del desierto, los búfalos… la violencia tal vez, que sería uno de los temas están a la mano en Chihuahua.

H: Tendría que ver más, o me identifico más, con lo que son las víctimas, pero de otro tipo de violencia, qué es la violencia social hacia las clases más marginadas, hacia los indígenas, hacia ese mundo que pretendemos tomar como algo atrasado. Nos comportamos como si no pudiésemos aprender nada de ellos, como si no tuvieran el valor que realmente tienen, eso me inspira mucho por el trabajo que desempeño como promotor de la cultura popular, creo que es de los temas que más me han tocado y al cual más me he adherido porque me despierta mucha admiración la fortaleza de esos pueblos que a pesar de cientos de años de opresión por parte del sistema occidental, por parte de los “Chabochis”, como ellos nos llaman, pues los idiomas ahí están aunque estén a nada de desaparecer, allí hay ancianos que todavía hablan el “pima”, el “rarámuri” el “tepehuan” y el “guarijío” y te preguntas qué tan grande, qué tan importantes y qué tan profundas son las raíces de esas culturas, de esos idiomas, para que persistan a una colonización incesante.

R: Después del holocausto, casi a mediados del siglo veinte, los filósofos se preguntaban cómo vamos a poder seguir haciendo poesía después de estos horrores que hemos visto. En Chihuahua está una situación o al menos hasta hace poco una situación de mucha violencia contra las mujeres está el caso muy sonado de Marisela Escobedo por ejemplo. ¿Cómo escribir poesía en un contexto que tal vez nos exigiría a lo mejor un activismo político más radical?

H: Mira, yo desconfío de la poesía panfletaria o comprometida hacía una u otra causa.  Creo que de forma natural emergen estos temas en mis textos, sale esta indignación como una manera de protestar desde el trabajo de cada uno. Creo que casos como los 43 de Ayotzinapa o específicamente en Chihuahua el de Marisela Escobedo, son los casos más dolorosos para mí. Pero hay algo que te prohíbe detenerte ante el horror, a las matanzas de periodistas, de mujeres, de activistas que nos calan tan profundamente. Porque la vida se sobrepone a todo y estamos condenados a continuarla, a corregir. La poesía es ante todo un testimonio, un descubrimiento que nos salva de nuestra propia vorágine.

Creo que otra cosa es la obligación que tenemos poetas o no poetas sino como ciudadanos para exigir que pare la violencia, creo que en eso sí debemos de formarnos y creo que los poemas no serían suficientes. Eso tiene que ver con el oficio de ser ciudadano. 

R:¿Qué estás escribiendo?, ¿qué te interesa ahorita en tu momento como creador?

H: Estoy escribiendo mucho tratando de cerrar ese ciclo, ese tema, que tiene que ver con las culturas indígenas y con el contacto que he tenido con ellas. Estoy haciéndome preguntas sobre los otros temas que se te abren al llegar a cierta edad y a los que quisieras abocarte, pero siempre es difícil sobre todo para mí, siempre ha sido difícil, ubicarme en un solo tema para desarrollarlo en un poemario, sino que dejo que actúen poco ciertas intuiciones y ciertos detonantes para que ellos me vayan guiando, aunque luego se me parten en demasiados proyectos que pueden durar muchísimo tiempo; pero la búsqueda ahí sigue y pues yo creo que los temas básicos: el amor, la muerte, la existencia humana, la fragilidad, todo eso está ahí.

R: Consideras que estamos en un siglo en el que ya no se escucha a la poesía y que ya no es uno de los lenguajes preferidos.

H: Lo que pasa es que yo siento que la poesía nunca ha sido el lenguaje preferido en ninguna época, aunque haya tenido más presencia en ciertos círculos, es decir la poesía qué es gran poesía, siento que siempre ha batallado para ser descubierta y ubicada, porque no necesariamente está al alcance de todos dentro de la historia, y algo que me gustaba mucho que mencionaba Enrique era que hay versos que han sobrevivido miles de años, y “ese” solo verso, ha dado para otros cientos y miles de escritos. Se pudiera pensar que incluso hay versos, hay poemas que han sobrevivido incluso la destrucción de grandes monumentos históricos, es decir, primero cae el emblema arquitectónico de un imperio antes de que lleguen a extinguirse ciertos poemas, entonces la resistencia de la poesía yo creo que ha sido probada reiteradamente durante mucho tiempo, no creo que vaya a desaparecer.

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