Poesía y ciencia ficción. Más allá de insertar extraterrestres entre los versos. - MilMesetas

¿Por qué no escribes poesía normal?”, me preguntó alguien cuando le comenté que escribía poemas de ciencia ficción, yo contesté: “¿Cómo sería un poema normal?”. Lo pensó unos minutos y respondió: “De amor”. Esta anécdota me hace pensar en lo prejuicios que todavía imperan en el mundo de las letras. Para muestra está la “polémica” decisión —al menos para algunas personas en Twitter— de la escritora Mariana Enriquez de enfocar el premio del Fondo Nacional de las Artes (FNA) de Argentina hacia los géneros del terror, la fantasía y la ciencia ficción.

Durante el Romanticismo sucedió la expulsión de la ficción de la poesía —tal como hizo Platón cuando desterró a los poetas de su República por contar mitos dañinos— para instaurar de forma permanente la trinidad expresivo-emotiva-subjetiva de la lírica; a pesar de eso aún hay poetas que moldean sus palabras para contar historias, incluso con elementos cienciaficcionales.

Quizá dirán que la poesía es poesía y, por lo tanto, no necesita etiquetas comerciales que la limiten; sin embargo, al hacer énfasis en que un poema pertenece a la ciencia ficción, sin dejar de lado la fantasía y el horror, lo que se busca es resaltar los códigos estéticos y las poéticas que son la base de su construcción.

También podrían mencionar a Todorov quien escribió en su Introducción a la literatura fantástica sobre la incapacidad de la poesía de evocar y representar como sí lo hace la ficción, que trata de personajes, acción, atmósfera, etc.; mientras la poesía, sólo de rimas, ritmo, figuras retóricas, etc.; no obstante, él mismo agrega entre paréntesis: “por otra parte, esta oposición tiende a esfumarse en la literatura del siglo XX”.

Todorov. Fuente Wikipedia

Ante esa afirmación del pensador se opondrían Homero, Virgilio, Eurípides, Apolonio de Rodas, Ovidio, Lucano, Séneca y John Milton. Incluso Aristóteles, quien en su Poética sentencia que la diferencia entre un historiador y un poeta es que el primero escribe sobre lo que ha ocurrido y el segundo sobre lo que ocurrirá; como el vate del cual habló Rimbaud.

Ahora bien, entre los poetas que han abordado temáticas de ciencia ficción están dos premios Nobel: Harry Martinson (1974) y José Saramago (1998). El poeta sueco escribió sobre el viaje de la nave Aniara, aunque él la llama goldondra, que queda a la deriva en el espacio. El segundo presenta una distopía en verso: El año de 1993, un posible guiño a 1984.

José Saramago. Fuente Wikimedia

Podría citar más poetas, pero en futuras entradas continuaré con este tema. Así que, cuando alguien mencione que la poesía no puede versar sobre extraterrestres o dragones o seres del abismo, recuerden que está limitando la imaginación por medio de una razón adultocéntrica y prejuiciosa. Ya lo dijo Ángel María Garibay K. en su discurso de recepción como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua el 23 de abril de 1954: “No es el hombre un zoón logikón, animal racional: es un zoón fantastikón, animal imaginativo”.

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