Tengo el mal hábito de dejar un libro en puntos estratégicos para leer varios a la vez, de uno en el baño, otro en la cocina, en la sala, y uno en la puerta para llevarlo conmigo cuando salgo.
Me gusta leer con el alma húmeda para tener una mejor recreación de las escenas en mi cabeza, pero ésta madrugada la lectura no requirió de mucho desgaste mental, así que bastó con un par de tragos de jarabe para la tos.