Día Internacional de los Derechos Humanos, la defensa de Carlos Montemayor - MilMesetas

Es un orgullo destacar el trabajo de grandes mexicanos de nuestra nación, como el físico y traductor zapoteca del Istmo, Feliciano Carrasco Regalado, compositor indígena presente hoy en la conferencia mañanera de la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, como parte de la Universidad de las Lengua Indígenas de México (ULIM) con la traducción de la Reforma Constitucional sobre Derechos de los Pueblos Indígenas y Afromexicanos. Así también otro músico, Carlos Montemayor, poeta, escritor, defensor de los derechos humanos y propulsor de las lenguas originarias a través de la literatura nos mostró la indignación por la injusticia social y discriminación hacía los luchadores sociales. Dio voz a quienes fueron oprimidos por malos gobiernos. Por ello, tras su repentina muerte, el Premio Nacional Carlos Montemayor surge en 2010 a iniciativa del Foro permanente de la comisión de la verdad, para reivindicar, enaltecer y proteger a quienes trabajan en situación de riesgo, beneficiando a los sectores sociales más marginado, siempre del lado de la verdad y dignidad. Así mismo, se otorga esta distinción a personas que desde la ciencia y artes dan voz a los históricamente silenciados. Además, avala el impulso a la difusión de las lenguas y tradiciones de los pueblos originarios, y el análisis político de periodistas que atestiguan la realidad nacional.

Este año la escultura del maestro Celso Álvarez Espinal enaltece al Premio Nacional Carlos Montemayor 2024, cuyos galardonados son: Bertha Lilia Gutiérrez Campos, quien desde joven pasó a la lucha estudiantil y revolucionaria. Se adentró en la lucha político clandestina con entrenamiento militar, reparto de propaganda, pintas en caminos urbanos, expropiaciones. Fue presa en 1974, le ofrecieron libertad si firmaba un comunicado contrario a sus principios, pero se negó. En 1978 es liberada por una amnistía de sus abogados y del Comité de Defensa de Presos Políticos, Perseguidos, Exiliados y Desaparecidos, posteriormente Eureka. Como profesora, se une al movimiento feminista de Guadalajara. Conforma el Colectivo Rodolfo Reyes Crespo, para recuperar espacios históricos, donde se fundó la liga comunista 23 de septiembre. Tita promueve diálogo, no consiente la doble moral y el machismo, cuestiona, convence y no oculta su sentir: se indigna, conmueve, sonríe, aprende y enseña sobre la verdad de las familias que sufrieron la represión, persecución, tortura y muerte por sus convicciones.

“Pasar de la militancia a la recuperación de la memoria histórica no es automático, quienes somos sobrevivientes sabemos que hablar de las ausencias es una manera de que sigan entre nosotros, con su música, libros, anécdotas, etc. En San Andrés, antes Villa Mariano Escobedo, Jalisco, hemos formado identidad y pertenencia. Hallé Un libro sin recetas, de la Nueva escuela mexicana de tercero de secundaria, que nos empuja a trabajar en nuestras comunidades. Nunca pensé que estaríamos en asuntos oficiales. Las primeras 50 páginas es una síntesis de todo el movimiento armado socialista en México. En San Andrés tenemos un centro cultural comunitario con talleres incluyentes, integrador de expresiones culturales y puente con diferentes escuelas oficiales y particulares. El proyecto educativo nacional pone en el centro del proceso enseñanza-aprendizaje a la comunidad. Hemos recibido alumnos de la Universidad de Guadalajara, ITESO, secundarias, preparatorias, licenciaturas y escuela normal de maestros de Jalisco.

Hay un origen de migración del campo a la ciudad con valores donde llegabas a casa del amigo y te recibían con un taquito, eso debemos mostrar a las nuevas generaciones: solidaridad, lealtad. Quienes participamos de la lucha sabíamos que no nos iban a dejar abandonados, siempre se regresaba a recoger al herido. Con el proyecto educativo actual, como activista, y dentro del Colectivo Rodolfo Reyes Crespo -nombre del compañero desaparecido perteneciente al Frente Estudiantil Revolucionario- veo como todo se alinea para rescatar valores éticos, donde un grupo, con origen de pandilla, dio un salto a la lucha social para democratizar la Universidad de Guadalajara, pero la brutal represión nos obligó a comprender que era al Estado a quien enfrentábamos. Las lecturas nos ayudaron a construir una respuesta para afrontar dignamente esas circunstancias. Los jóvenes actuales tienen esperanza. Ese es nuestro aporte, no esperamos que repliquen nuestros pasos, sino que sean sensibles, solidarios y participativos.”

Hugo López Gatel Ramírez, originario de la Cdmx, médico cirujano con especialidad en medicina interna, maestro en ciencias médicas por la UNAM y doctor en epidemiología por la universidad de John Hopkings. Docente y director de trabajos para la obtención de grados de especialidad, maestría y doctorado en diversas instituciones de educación superior. Autor de artículos científicos internacionales y capítulos de diversas obras sobre ciencias de la salud. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores en ciencias médicas, y de la lista de expertos de la OMS. Integró el Grupo Técnico de Alerta Temprana y Vigilancia Epidemiológica. Presidió el Consejo Directivo Red de Clínicas para Migrantes, y fue vocal en la Comisión de Salud del Programa iberoamericano de ciencia y tecnología para el desarrollo. Subdirector de Comunicación en el Instituto Salvador Zubirán, Director de Innovación del Centro de Investigación sobre enfermedades infecciosas, y Director general de epidemiología de la Secretaria de Salud. Subsecretario de prevención y promoción de la salud en la Secretaria de Salud. Su alto profesionalismo, sensibilidad y compromiso social le dio un papel determinante durante la pandemia. Por su eficacia y empatía con la población, la derecha fascista lo atacó desde los medios de comunicación.

“Agradezco al comité organizador por la generosidad de haberme considerado merecedor de esta altísima distinción. Le doy un abrazo fraterno a Bertha, Nancy y Julio, con quienes tengo el profundo orgullo de compartir la condecoración este año, y agradezco a Homero Flores Pedroza, director del centro cultural Los Pinos, y a nuestros anfitriones en este recinto liberado para el pueblo. Sin duda, recibir un reconocimiento público alegra el espíritu, estimula la moral y nos apremia a reflexionar sobre su compromiso. Este reconocimiento nos alienta a repetir la acción virtuosa, observar nuestro pensamiento, palabras y actuación pública para honrar de la mejor manera el significado trascendental de esta distinción ciudadana. Nos desafía a escudriñar nuestros principios y preguntarnos sistemática e incisivamente si éstos se orientan consistentemente a la verdad y a la bondad en beneficio de la mayoría. Nos expone al escrutinio público, sólo el tiempo dirá si hemos honrado el compromiso con suficiente empeño.

Al haberse establecido un homenaje a un ser generoso, la memoria de Carlos Montemayor nos facilita un ejemplo nítido de alguien a quien emular, nos evoca su modelo de virtud y nos convoca a seguirlo. Es un llamado a explorar la conciencia y movilizar nuestras capacidades para cultivar, cuidar y defender siempre la dignidad humana. En su vida y obra hallamos el significado fundacional de este premio, que reconoce ‘a quienes se comprometen con un cambio social que beneficie a la mayoría del pueblo de México’. En las personas y organizaciones reconocidas en emisiones previas se identifica heroísmo y sacrificio durante las gestas de lucha social en momentos difíciles, tenacidad y congruencia de promover y defender derechos sociales, creatividad artística y lucidez intelectual celebrando la riqueza de nuestra herencia cultural polifónica, y la realidad social de nuestro pueblo. Valentía y perseverancia de quienes han dado voz a los silenciados, como lo hizo Carlos Montemayor.

Este premio ha abierto espacio a una comunidad que honra la memoria de quienes dieron su vida al enfrentar a poderes facciosos y autoritarios. Su ejemplo nutre la raíz de la esperanza e ilumina el camino de las nuevas generaciones. Las luchas sociales son interminables, cada etapa presenta desafíos, pero en el fondo todos son uno: recuperar la memoria, reconocer el sufrimiento humano actual para eliminarlo y evitar que se repita. A veces triunfan los pueblos, cambian aspectos centrales de las relaciones de poder y se abren caminos para la justicia, se mantiene la organización y se defienden las conquistas, pero casi nunca estos avances son definitivos. Simultáneamente vemos regresiones de autoritarismo, supremasismo y clasismo reaccionario. Por eso con prudencia debemos defender lo logrado. Estar atentos y prevenir desvaríos perniciosos como oportunismo, protagonismo y autocomplacencia. Exponer la verdad en su crudeza y contexto, hablar lo que incomoda, no se quiere ver, lo que el poder prefiere ocultar o distorsionar. Hay que agitar nuestra conciencia y corazón, situarnos en lo relevante, en el sentido del deber con los desposeídos. Agradezco a Rebeca, mi esposa y compañera de vida, con quien he aprendido de su propia historia de lucha social y la de su familia.”

Julio Hernández López, abogado por la Universidad autónoma de San Luis Potosí, el periodista coahuilense más leído del diario La Jornada, en su columna Astillero, de 27 años. Lleva 52 años como periodista especializado en asuntos políticos. Fue reportero en Uno más uno y Excélsior, y analista político en diversos noticiarios de radio y televisión. Escribió Las horas contadas del PRI (Ed. Grijalbo), Encabronados (Ed. Planeta) y El México que se avecina (Ed. Harper Collins). Su análisis va más allá de lo superficial, lo generalmente aceptado, con estilo inconfundible, mezcla de ironía y humor fino, utiliza un lenguaje cuidado que juega con neologismos y malabarismos de palabras. Dirige el noticiero Astillero Informa, de lunes a viernes, de una a tres de la tarde en Youtube y Facebook, además realiza las videocharlas astillares, donde a profundidad da un resumen inmediato de la situación nacional e internacional. Ha recibido dos veces el Premio Nacional de Periodismo, y la Medalla al mérito periodístico John Reed. Es un ejemplo del periodismo independiente, más allá de preferencias partidarias e ideológicas, sólo se somete al dictado de su conciencia, lo que lo ha llevado a situaciones incómodas que ha sorteado sin doblegarse. Ha alzado la voz contra lo injusto e inhumano, y demostrado estar a favor de la ética y veracidad.

“La guerra sucia, el engaño de los medios de comunicación, la consolidación de los poderes políticos que sustrajeron la capacidad del pueblo mexicano de forjar su propia historia. El sexenio anterior y éste es un proceso, como decía Carlos Marx: la violencia como partera de la historia, no puede haber transformación verdadera, si no se trastocan de fondo los cimientos de un sistema, de otra manera se queda en cosmética, apariencia. Por mucha vehemencia y discurso nuestra realidad está afuera de aquí Los Pinos. Un narcotráfico que sigue controlando buena parte del país e infiltrado en muchos esquemas políticos y electorales. Nos congratulan los triunfos electorales, pero en la mayoría de los estados ganados por Morena, los resultados son absolutamente negativos, corrupción, falsedad, control del narco, posición electorera que sólo maquilla al sistema, que en el fondo sigue suministrando las grandes ganancia a los supermillonarios de siempre: Carlos Slim beneficiándose más que nunca, Germán la Rea envenenado al pueblo y llevándose 700% de ganancia en el sexenio. La izquierda no debe tolerar el desmantelamiento de las estructuras de investigación de la guerra sucia, desaparecidos, y particularmente víctimas de Ayotzinapa, trastocados para cubrir el poder del ejército, capaz de tirar a luchadores sociales en vuelos de la muerte en Acapulco. Las fuerzas armadas potenciadas más que nunca, hoy metidas en el negocio administrativo de las aduanas, puertos y ferrocarriles. Seguimos cerrando los ojos diciendo que no hay militarización. Aquí hay testimonios de quienes han vivido represión, tortura, espionaje, desaparición, secuestro y asesinato por parte de la policía y criminales.

El periodismo debe ser resistencia, no que se acompase a intereses del poder en turno, con dosis de centro izquierda. Debe decir lo que realmente está pasando, no ser instrumento de golpeteo a los adversarios del poder en turno, los Jacobo Zabludowsky de izquierda, los López Dóriga 4T. No debemos conformarnos con ir a votar y creer que ya cambiaron las cosas, entender que no hay apellido, caudillo o nombre que garantice un cambio profundo. Ese fue el compromiso y cualidad de Carlos Montemayor: estudiar la organización social, crítica y acción que buscan realmente transformar la nación desde abajo. Él nos enseñó lo que es un intelectual con causas populares. Leer, pensar, argumentar. Hoy tenemos la gran satisfacción de poder hablar de esto en Los Pinos, que fue el centro del ejercicio del poder presidencialista desbordado, que sumió a México en las circunstancias de las que ahora se lucha para cambiar. La memoria importa; la presidenta dice que lo que no se nombra no existe, y yo diría a contrapelo lo que no se nombra, sigue existiendo.

Este salón lleva el nombre de un represor, Adolfo López Mateos, responsable del asesinato del líder zapatista, Rubén Jaramillo, su esposa y sus hijos en Morelos, por parte del ejército mexicano. También reprimió a médicos, semanas antes que llegara otro gran represor, Gustavo Díaz Ordaz. Además oprimió al movimiento ferrocarrilero, Valentín Campa y Demetrio Vallejo, encarcelados por encabezar la libertad sindical y mejoría de contratos colectivos. Camarillas que persisten hoy controlando lo que queda del botín con un lidercillo Víctor Flores, que sigue saqueando y amedrentando, como muchos líderes sindicales que no han sido tocados. Carlos Romero Deschamps, encaramado en el sindicato petrolero con Ricardo Aldana, como dirigente nacional. Y en general encontraremos los mismos líderes de antaño reconvertidos en el discurso 4T. O tendencias como la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) con su impresentable dirigente, Pedro Haces, o Napoleón Gómez, el hijo del líder charro, que le heredó el negocio a Napito junior para que, sin ensuciarse las manos, dirija a trabajadores mineros de la República Mexicana.“

López Mateos no merece estar mencionado aquí, por represor también de telegrafistas, un hombre frívolo que por sus fuertes migrañas delegó el poder a Humberto Romero, su secretario particular y a Díaz Ordaz. Es falso que haya nacionalizado la industria eléctrica, la compró a los precios que quisieron los inversionistas extranjeros que ya no querían el negocio irredituable, no hubo expropiación. Tampoco elaboró una carta que dice que llegarán momentos en que malos mexicanos querrán quitarle la riqueza eléctrica, y tienen ustedes el derecho a luchar contra ellos. No hay ningún testimonio real al respecto. Es tiempo que la memoria viva en muchos mexicanos hartos de la injusticia, que viendo la inviabilidad del sistema, tomaron las armas. Veneremos la lucha del sindicalismo independiente, no el neocharro. Seamos capaces de criticar al propio gobierno que hemos llevado al poder, porque así exigimos cuentas, si no, nos convertimos en cómplices, aplaudidores muy activos en redes sociales, y desconectados de la lucha verdadera. Se necesita un partido verdadero, no Morena, dominado por lo que está actualmente, que construya y elimine a elementos perniciosos como los dirigentes del congreso actual: Ricardo Monreal, Adán Augusto López Hernández, tantos personajes que sólo representan intereses camarales y grupos enquistados. Invito con toda honestidad a que recuperemos, afinemos y potenciemos la gran capacidad de lucha del mexicano, desde la izquierda verdadera, activa y capaz de levantar con orgullo el puño izquierdo, no en lo escenográfico.”

Nancy Paola Flores Nández, periodista de investigación con amplio sentido de responsabilidad social y ética, coordinadora de información en la revista semanal Contralínea, medio también galardonado con el Premio Nacional Carlos Montemayor en 2011. Es profesora en la facultad de Ciencias políticas y sociales de la UNAM, de donde egresó como licenciada en Ciencia de la Comunicación, autora de La farsa detrás de la guerra contra el narco, y coautora de Morir en la miseria (ambas de Ed. Océano). Sus investigaciones han descubierto varios nodos de corrupción para enfrentar la desinformación de los medios de la oligarquía.

“Es un honor recibir este premio. Cuando empezaba como reportera en Contralínea, me enviaron a Guerrero a cubrir la conmemoración al guerrillero Lucio Cabañas, ahí estuvo Carlos Montemayor, tuve oportunidad que una de mis primeras entrevistas fuera a este grande, lo conocí como intelectual y ser humano involucrado con las causas sociales, siempre reivindicando la lucha de la mano con el pueblo, donde se construye el cambio social. Por eso la importancia del periodismo como elemento transformador desde la ética periodística, pues a la oligarquía le conviene someter a la población, causar laceraciones profundas, ilegalidad, inhumanidad, ilegitimidad, inmoralidad, eso es el modelo económico neoliberal. El periodismo se debe de contraponer, ese es su verdadero espíritu.

El Código internacional de ética periodística de la UNESCO, dice en su apartado 8: el verdadero periodista defiende los valores universales del humanismo: paz, democracia, derechos humanos, progreso social, liberación nacional, valor y dignidad de cada cultura, así como el derecho de cada pueblo a escoger y desarrollar libremente su sistema político, social, económico o cultural. Así, el periodista participa activamente por establecer un clima de confianza, distensión y desarme, respeta la voluntad popular. En México estamos viviendo la era de la post verdad, maquinaciones mediáticas para intencionalmente alterar la realidad y manipular a los pueblos. Eso pasa en la mayoría de las corporaciones mediáticas, incluso en la academia. Pero el periodismo sin ética es propaganda negra, guerra sucia, publicidad, cuando debe ser una herramienta para ejercer dos derechos humanos fundamentales: a la información y a la verdad. Con principios éticos: responsabilidad con la sociedad, libertad, independencia, honestidad.

Decía Rysard Kapuściński, el cronista polaco de la guerra y la pobreza, que para ser buen periodista hay que ser una buena persona, los cínicos no sirven para este oficio. Naomi Klein, anticapitalista canadiense, afirma que el neoliberalismo está fallando a la humanidad, despoja sus ecosistemas. Entonces, el periodismo deviene de personas con conciencia de clase y próximos al bienestar general y no a la cúpula. Las mayorías empobrecidas carecen de oportunidades, porque el sistema acapara en unas cuantas manos la riqueza, sólo el 1% de la población mundial tiene todo. El periodista debe estar con los desposeídos, vulnerables y víctimas. En México se traicionó al pueblo en la guerra sucia, 1968, 1971, Fobaproa, Acteal, Ayotzinapa, movimientos estudiantiles 1986-1999 en defensa de la educación pública. El Chapo, el pacto de silencio de los medios en 2011 para callar quién era García Luna y el nexo entre el gobierno de Calderón con el cartel de Sinaloa.”

Estos galardonados por la sociedad también dieron espacio a la filósofa argentina Silvana Rabinovich, quien coronó la reunión recordando que “Gaza, un territorio de menos de 400 km2, está siendo bombardeada en su totalidad para borrarla de la memoria, donde Israel invoca a la Biblia de manera espuria. Hay asesinatos y despojos también en Zisjordania. Evidente genocidio, nadie mata en defensa propia a la población civil, no es defensa legítima. Como académicos hacemos un llamado para que México se exprese más contundentemente, animar a las autoridades mexicanas a que honren el humanismo, la Doctrina Estrada, y la afirmación de la autodeterminación de los pueblos, porque Palestina vive, como cita Francesca Danese ‘es preciso que en los salones de clase se hable de Palestina’. En México somos sensibles y exigimos libertad. Esto nos obliga urgentemente a que México congele relaciones con un estado israelí, queremos desinversión y sanciones activas. La suspensión como hizo el Colmex y el Cide. Todas las universidades congelen investigaciones manchadas de sangre, por fabricación de armas y alta tecnología telefónica. Dra. Sheinbaum haga vivas esas palabras que escribió en 2009 en La Jornada, que todos recordamos esa dignidad, que se sienta apoyada por el pueblo de México. Abogar por la vida de los palestinos no es estar en contra de los judíos, ni siquiera de los israelíes. Amamos la vida y por eso exigimos que se tomen medidas contundentes.”

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