¿Tristeza infinita? - MilMesetas

Tres pensamientos sobre la melancolía

Ayer desperté a las 3 de la mañana. Desde hace unos meses, el insomnio es lo común. Saqué el celular debajo de la almohada dispuesta a comprobar que todo había sido un sueño: no había pandemia, mi amigo nunca enfermó y su voz estaba ahí, del otro lado del teléfono.

Largos meses de innumerables e irreparables pérdidas. Los cambios a los que nos hemos tenido que enfrentar nos han hecho tirar por la borda a la famosa resiliencia y una que otra vez, quizás muchas, el desgano y la apatía se han apoderado de nuestro cuerpo.

Frases motivacionales, prácticas new age, meditación y coaching han sido el refugio emocional de muchos. Perdimos amigos, perdimos trabajos, perdimos lazos afectivos y familiares.

Los estudios de la emoción dicen que la tristeza es necesaria, que habrá de sanarnos y reestablecernos para salir a flote una vez más, pero ¿no suena absolutamente absurdo? ¿No es como decir que hay que hundirse en lo más profundo del pozo para poder estar fuera de él?

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To wish impossible things

Sentimos la emoción de la tristeza cuando percibimos un cambio en lo esperado, pero esta característica puede ser compartida con otras emociones como la ira. Sin embargo, la particularidad de la tristeza es que en ella nos sentimos y percibimos incapaces tanto de perseguir como de alcanzar lo que deseamos. El fracaso ante nuestros deseos y expectativas es su componente esencial.

Pese a esta aparente derrota emocional, los estudios experimentales han mostrado que la emoción de tristeza promueve el cambio cognitivo que hace posible adaptarse a la vida ante el quebranto que implican las pérdidas irremediables, tal como sucede en el duelo. En el curso de esta emocionalidad es necesaria la introspección para comprender las implicaciones de la pérdida, para desmontar las creencias y expectativas poco realistas. Sólo abandonando los esfuerzos dirigidos a lo inalcanzable, vendrán a la mente metas alternativas.

Lejos de ser un estado de pasividad, la restructuración cognitiva promovida por la tristeza requiere esfuerzos e implica un desafío interno. La percepción de los límites del mundo real y de nuestra vulnerabilidad y finitud se revelan ante nosotros. Desencantándonos de lo imposible es que se abre la senda para albergar nuevos y más realistas propósitos e ilusiones. 

It was the sweetness of your skin 
It was the hope of all we might have been 
That fills me with the hope to wish 
Impossible things

Fragmento de To whish impossible things, The Cure

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El humor negro

La tristeza es un fenómeno emocional que ha interesado e inspirado durante siglos. Fue asociada a lo que médicos y posteriormente psiquiatras llamaron la enfermedad de la melancolía. La teoría hipocrática de los humores del siglo V a.C. planteaba una eucracia o equilibrio entre los cuatro fluídos corporales que se reflejaba en un bienestar físico y mental. Los humores fueron descritos mediante observaciones médicas: bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre. Esta teoría conectaba el malestar físico con la estructura del cosmos y la naturaleza. Por ejemplo, el humor negro estaba asociado a la tierra y al otoño.

Los fluídos estaban alojados en diferentes órganos del cuerpo y se le atribuían cualidades y expresiones temperamentales específicas. Cuando ocurría un desequilibrio entre ellos o una discracia, entonces la enfermedad se develaba y permitía el diagnóstico de un disturbio interno.

Manuscrito de astronomia, Baviera s XII
Imagen de: https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Manuscrito_astron%C3%B3mico.jpg

Según la descripción de Roger Bartra, la melancolía era un especie de textura sentimental que tenía que ver con la producción de humor negro. Había dos formas de melancolía. Por un lado, se reconocía un temperamento melancólico natural asociado a la bilis negra, que era más cercano a lo que posteriormente se llamaría personalidad o carácter. Por el otro, la combustión de cualquiera de los fluídos en los ventrículos del cerebro producía humor negro. En el caso concreto de la bilis negra, su combustión se expresaba en tristeza y se diagnosticaba como enfermedad de la melancolía

Esta distinción es importante porque el temperamento melancólico ha sido asociado, a través de los siglos, con una disposición natural para la interpretación del mundo y el genio artístico, además de ser un lai motiv que permea en la creación estética.

Particularmente durante el Romanticismo, el carácter melancólico o spleen (como lo llamaron los ingléses) se concibió como estímulo para la creación. “Era un estado emocional, doloroso pero benéfico —como Bartra explica en La Melancolía y sus ecos musicales—. La melancolía significaba una fuerza interior, sufrimiento y enfermedad que de manera mística empujaba al genio y a la creación. Cualidad de los genios y espíritu de los pueblos. […] La melancolía era para los románticos una salida para superar la situación”.

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I am blue

A partir del suicidio de su amigo Carlos Casagemas, Pablo Picasso entró en lo que se llamó su etapa azul. Entre 1901 y 1904, Picasso se vió inmerso en un periodo de desolación caracterizado por la utilizacion de una paleta fría y con predominio en los azules que derivó en un nuevo y particular cromatismo emocional que permeo su obra.

En la etapa azul Picasso se dedicó a pintar mendigos, borrachos, prostitutas y escenas de desnudos donde la expresión corporal del desconsuelo o aflicción se enfatiza con el alargamiento de los cuerpos, las posturas pesadas, lábiles, yacentes y enfermas.

La evocación
Imagen de: http://historiadelartecbe.blogspot.com/2012/06/picasso.html

El artista dedicó varias pinturas a la muerte de Casagemas,  la más representativa fue La Evocación (el funeral de Casagemas).  Con referencias formales al Entierro del conde Orgaz de El Greco, ésta obra se nos devela desbordada por la fatalidad de la pérdida de un ser querido.

El viejo guitarrista ciego
Imagen de: http://historiadelartecbe.blogspot.com/2012/06/picasso.html

Pese a ser una fase de construcción de estilo e identidad artística, cuadros como la Habitación azul, El viejo gitarrista ciego o La tragedia nos permiten reconocer que lo que en ese momento el artista sentía configuró todo un recurso expresivo formal, temático y emotivo. La tristeza fue un filtro para la creación pero también el esfuerzo profundamente introspectivo para comprender la finitud.

A veces despierto a las 3 de la mañana, busco el teléfono y recuerdo lo ocurrido. La voz se va con el cuerpo, la voz se va con la vida.

Así es, no volveremos a vagar 
Tan tarde en la noche, 
Aunque el corazón siga amando
Y la luna conserve el mismo brillo.

Pues así como la espada gasta su vaina,
Y el alma consume el pecho, 
Asimismo el corazón debe detenerse a respirar,
E incluso el amor debe descansar.

Aunque la noche fue hecha para amar, 
Y los días vuelven demasiado pronto, 
Aún así no volveremos a vagar 
A la luz de la luna.

No volveremos a vagar, Lord Byron

Imagen de portada: Melancolía I, Alberto Durero, 1514.

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