Conversación con Elizabeth Cazessús: hacia una poética de la frontera - MilMesetas

Conversé con Elizabeth Cazessús, una de las voces más lúcidas de la frontera tijuanense con motivo de la publicación de su libro Desde la butaca. Tintas urbanas (Descarga aquí)

R–¿Cómo te definirías a ti misma?

E-– Soy una artista y lectora multidisciplinaria. Hay una parte de artista escénica y poeta que empecé a desarrollar desde niña, con un deseo de saber de comprender y experimentar cómo era mi entorno, mi realidad. Empecé a desarrollar textos poéticos como lecturas dramatizadas, de joven no tenía la intención de publicar. Era mayor mi deseo de  representar mis sentimientos y mis emociones con la lectura en voz alta. En Estados Unidos le llamaba “Spoken Word”. Todo lo fui registrando como textos líricos. Cuando entré a estudiar como maestra, fui haciendo mi oficio de escritura y lectora de poesía, paralelamente. Mi carrera de normalista la hice entre 1978 y 1982. Tengo cierta frustración de mi preparación. Yo quería estudiar filosofía y letras y no pude porque acá en el norte aún no estaba la universidad, ni siquiera la escuela de humanidades. Pero la filosofía la fui asimilando de manera autodidacta, tuve un gran maestro en filosofía de la educación.  Luego, lo que me llevó a desarrollar mi gusto y trabajo artístico fue mi trabajo de promotora cultural en la casa de la Cultura de Tijuana. En 1982 trabajé para FONAPAS y conocí a muchos grupos artísticos en el OCTUBRE INTERNACIONAL, en el gobierno estatal de Roberto de la Madrid. En estos octubres internacionales conocí a famosos como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, al grupo italiano de danza contemporánea Sosta Palmizi, a Ofelia Guilmain con la Celestina de Fernando de Rojas, a Eugenia León, a Tania Libertad, a Oscar Chávez, a María Luisa Puga, quien nos dios un taller de cuento. Antonio Alatorre nos dio un curso de métrica. A veces me tocaba atender a los artistas y organizar las ruedas de prensa, por lo que conocí a varios periodistas. La casa de la Cultura hasta le fecha ofrece talleres de desarrollo artístico y tenía accesos a estos espacios donde empecé a experimentar la danza, el performance, canto, expresión corporal con bailarines profesionales.  Promoví y tomé cursos de Danza afroantillana con el grupo Isupo Irawo. Mucho tiempo después empecé a hacer mis propios montajes y ensambles de poesía música, El performance que se hacía en la frontera en los ochentas era una práctica binacional. Mis primeros poemarios fueron performances, trabajos experimentales ensambles, montajes rituales.

R–Me gusta que refieras al “norte” porque a veces pensamos que México es una unidad cultural. Los que estamos en el centro del país pensamos que las condiciones, los temas, la manera de vivir de todos es exactamente igual, pero no.

E–No, claro que no, México es muchos Méxicos. Las regiones de algún modo influyen, a nosotros nos toca la parte fronteriza que marca nuestra relación con Estados Unidos, aunque yo nunca me vi viviendo “del otro lado”. Me gusta mucho mi país. Por supuesto que hay una geopolítica, ahora qué tanto se usa el término. Estamos viviendo otra realidad política, otra forma de entendernos con el mundo, con nuestro entorno y con nuestra región. Yo pertenezco a la península de Baja California, me siento poeta de la península porque mis padres nacieron en Los Cabos. De niña viajé a la península varias veces, conocí la casa de mis abuelos, la casa de mis padres, que hizo mi papá en San José del Cabo. Entonces, tengo un recorrido bastante amplio de esta región y me encanta mi casa peninsular, como espacio poético, en contacto y diálogo permanente con la magia del desierto del norte.  Tengo referentes regionales y formas de vida de ambos lados de la frontera, porque la mitad de mi familia vive en Estados Unidos, tengo familia; en Chicago, en Utah, Texas, en Los Ángeles, San Diego y Chula Vista, Ca.

R–Hace algunos años vi una entrevista con Julieta Venegas que decía “uno se siente muy mexicano aquí en la frontera y después uno se adentra al centro del país y se da uno cuenta que vivir en la frontera es otro universo completamente distinto”, ¿sería también tu caso?

E-Julieta Venegas es una tijuanense como yo, no dudo que hayamos vivido algunas cosas parecidas. Quizá lo diga porque finalmente tenemos acceso a dos países, dos realidades, dos sociedades distintas. En esos contrastes las relaciones en la frontera adquieren otra dimensión. Hay una fuerza vertiginosa un deseo de realizar tu vida, tus sueños. Los artistas se llenan de esta fuerza al venir acá. Con Lila Downs y Carlos Santana sintieron esa dimensión. Aunque la frontera que nos tocó vivir de niños ya no es la misma.  Hay un referente distinto por el modo en que asimilamos la frontera desde niños. Mis padres llegaron a Tijuana en 1947, después de la Segunda guerra mundial. Estados Unidos se había convertido en la primera potencia mundial y todo era como “miel sobre hojuelas”. Estados Unidos necesitaba trabajadores y te regalaban la visa, era fácil de obtener la residencia legal, te aseguraban trabajo y así fue como miles de mexicanos y latinoamericanos se hicieron de estancias legales y nacionalidad norteamericana. A mi papá, y a mis tíos se las ofrecieron, mi papá nunca le gustó Estados Unidos, dejó su trabajo de telegrafista para poner su negocio en Tijuana. La Casa de mis padres ha estado muy cerca de la línea fronteriza. Por ejemplo, nosotros íbamos al mandado, como ir a la tiendita de la esquina. En los 70 mi mamá y mi papá nos llevaban a mis hermanos y a mi comprar la despensa “del otro lado”, y visitar a mis tíos y primos que vivían en Chula Vista Ca. en un tiempo en que yo y mi hermano no teníamos visa y cruzábamos sin tanto protocolo en la revisión de documentos. Yo obtuve mi primera visa, sin problemas en 1975. Para nosotros nunca fue un problema el cruce fronterizo, era lo normal. Y ya de joven iba a lavar ropa a las lavamáticas de Estados Unidos y lo hacía de una manera muy cotidiana, nos íbamos a los conciertos musicales en San Diego; cruzábamos “al otro lado”, muy seguido a comprar a los almacenes de ropa, etc. Para los polleros, era más fácil cruzar ilegales en las cajuelas de los autos o con documentos falsos. Esto pareciera superficial pero no, porque había más acceso al paso libre, un ejercicio de la libertad y del territorio fronterizo que cambió radicalmente. Cruzábamos por playas de Tijuana caminando por la costa hasta Imperial Beach Ca. y ni quien nos dijera nada. Ahora eso es imposible, porque si lo haces te tratan como delincuente y te deportan de manera muy agresiva. Debido al aumento de la migración se fue sofisticando el control. En 1994 con Bill Clinton entra la Operación Guardián para detener la migración a la frontera y desde entonces cada vez es más difícil el cruce de braceros “al otro lado”. Estamos viviendo cosas muy distintas, el referente que tengo de mi infancia en la frontera, incluso de pasar por la garita sin visa, ya es un dato alegórico. La frontera ha ido cambiando conforme se han tensado las relaciones globales entre países y los intereses de Estados Unidos. Con la pandemia ni te cuento, ha sido un caos.

R– ¿Y cómo todo esto ha influido en los temas, no solamente de tu parte más periodística sino en tu obra poética? Para los que hemos leído algunos de tus poemas vemos el desierto, por ejemplo, como uno de los temas, pero ¿qué otros temas dirías que han nutrido en esta región en la que tú has crecido y vivido? ¿Cómo ha crecido en tu escritura este territorio?

E– Al principio asimilando los contrastes, una lectura con entradas y salidas de la frontera. A los 15 años escuchaba música de canto nuevo, Víctor Jara, Violeta Parra, Mercedes Sosa eran voces para mi imaginario. Aun no leía a Isabel Allende, pero para ese tiempo, tuve en mis manos una revista política de caricatura que retrataba el golpe militar en Santiago de Chile. Después de leer duré tres días llorando y decepcionada. Era una adolescente torturada por la falta de entendimiento. Pero tenía muy claro que esa era la frontera, la prepotencia del imperio ante sus adversarios políticos. En la frontera he visto las diferentes formas de la desigualdad de vida de Estados Unidos comparadas con México y América Latina.  

A cambio de la frustración de no tener la carrera de filosofía, si tomé una actitud filosófica de la vida y el arte. Cuando me decidí hice viajes de exploración. Mis viajes fueron para conocer diversas tribus originarias: huicholes, kumiai, seris, pai pai, danzantes y concheros aztecas, pueblos y comunidades del sur y centro de México, y los lakotas de South Dakota. No es fácil hacerte de un yo poético, primero tienes que entender que es eso. Entre talleres y lecturas y performances, el ejercicio poético o ejercicio del pensamiento me llevó a un proceso de discernimiento para entender los rituales, las diferentes formas, la geometría sagrada, temas de género, sentimientos, emociones, causas políticas y filosóficas, realidades sociales, etc. Los mexicanos y latinoamericanos seguimos siendo políticamente incorrectos, no sólo por la amenaza del socialismo en América latina que empezó con Cuba y luego con Salvador Allende. Somos otras culturas, la diversidad del mundo indígena que ellos exterminaron en su territorio ocupado. Los españoles no pudieron con nuestro universo indígena, para mí no hubo conquista española, sino una mezcla de rapiña y oscurantismo, con culturas y gobiernos y esta vida criolla como la herencia del machismo español, y que siguen en el poder vendiendo el país al mejor postor. Es una opinión muy personal, puedo estar equivocada.

Un dato curioso que investigué con la beca que me dio el FONCA en 1998, retomo el tema de la migración de las mujeres en la frontera norte. A partir de los años 80 cambiaron las condiciones de la migración cuando empezaron a llegar las mujeres con sus familias enteras, en busca de sus esposos/hijos desaparecidos o muertos.

Antes de los ochentas, la migración era una tradición migratoria de hombres mayormente. Con la migración de las mujeres aumentó la violencia en la zona fronteriza; las violaciones a las mujeres y niñas, rapto de menores y el tráfico de la trata humana, los engaños de los polleros y el tráfico de droga etc. Ahora el alta tecnológica biométrica asegura un control sin precedentes con rayos x, cámaras, sensores inteligentes, infrarrojos, helicópteros, suburbans, más los perros amaestrados, caballos, etc.

Mi poesía asume una cierta rebeldía contra la injusticia, el racismo y la xenofobia contra los morenos compatriotas migrantes. A mí la poesía me dio esa otra cosa que me conectaba con el humanismo y la naturaleza, “ese otro modo de ser humano y libre”. “Hijas de la Ira” es mi poemario rebelde, contra el feminicidio, la corrupción y la crueldad. En mi obra poética hay un universo del agua, el mar está muy presente.  Para mi es obvio como poeta peninsular pues me rodean dos mares. El golfo de California y el Pacifico.  La sal de Guerrero Negro me conectó con el antropomorfismo de la Diosa de la Sal Huizticihuatl, con mis cursos de antropología teatral, y estuve en Oaxaca, en el “País de las nubes”, otro estado donde la sal es un tesoro. El viaje por el desierto me regreso a mi pasado inmediato, a mis cactus e islas, a las estrellas y la luna del desierto de Vizcaíno. Ese mar del Pacifico me llevó a Chile con mi poemario “Huella en el Agua” y pude ver ese portentoso mar del Pacifico en Isla Negra y conocer la antigua casa de Pablo Neruda, ser invitada a la Casa de las Cruces de Nicanor Parra, quien nos recibe con mucho gusto. 

R–¿Dirías que hay una cuestión de la identidad? ¿quien vive en Tijuana está en busca de la identidad dentro de este caos, de estas entradas y salidas?

E–Sí claro, la identidad fronteriza es un abanico bastante amplio, pero está cambiando. Para definir la identidad fronteriza tienes que vivirla, cruzar, ser parte de ese movimiento de ida y vuelta, así es como conoces la frontera con sus cargas de frustración y de violencia si eres ilegal. Hay mucha gente que se dice de frontera, pero nunca ha cruzado a Estados Unidos, pero le gusta el rock. Hay los transfronterizos, los que cruzan todos los días a trabajar legalmente, profesionistas y de oficios. Hay los que deseaban cruzar para trabajar y no pudieron arreglar papeles y se quedaron en la ciudad con su puesto de tamales, tianguis, bazar de segunda etc. Hay los que trabajaron toda una vida y se regresaron a vivir a Tijuana con su pensión norteamericana. Están los deportados ilegales que regresa la policía norteamericana cada ciclo, y los que vienen de Latinoamérica huyendo de la violencia, la persecución del narco, con la esperanza del famoso “american dream”. Los americanos pensionados o veteranos que viven en Tijuana, Rosarito, Ensenada y Los cabos. Todo eso es un espejo multiple de la diversidad fronteriza y “aún hay más” como diría Raúl Velasco. Entonces ¿que es la identidad fronteriza? Un crisol de identidades.

La frontera, como límite también te obliga a tomar una decisión o agarras para el norte o agarras para el sur. En mi caso, aún con todas las oportunidades opté por el sur, estudiar mi carrera de maestra y mirar hacia mi país. De niña, conocí Estados Unidos y luego me di cuenta que no conocía el centro o el sur de mi país. Tijuana como ciudad comercial y de recepción de migrantes es un laboratorio humano y de la economía de frontera. Esto me ha dado muchos contrastes.

Muy pronto fui consciente de las transnacionales y empresas estadounidenses que pagan bajos salarios en la maquila en la frontera. Siendo adolescente fui obrera de maquila en México y maquilábamos productos semi acabados de exportación. El salario no te alcanza, había mujeres que hacían dobles turnos. Para vivir en Estados Unidos tienes que asumirte con una serie de reglas muy estrictas, seguro médico, si no tienes auto el tránsito por firewalls es difícil, el racismo se convierte en el complejo de sentirte menos, de respetar más a los güeros que a tu familia, en cuanto llegas a la garita y aduana, te recuerdan que eres mexicana con ciertas condiciones y reglas. Me choca esa burocracia supremacista, el costo de la legalidad te hace rehén del sistema.

La gente latina de escasos recursos vive una “esclavitud moderna”. La libertad está condicionada. Lo vi con mis primos y hermanos. Tener una casa es un sueño imposible, las rentas son carísimas, la aspiración de estudios no se diga. Los retos son grandes. La cultura del materialismo te pone a prueba frente a una pobreza de espíritu, donde tu obligación es trabajar para pagar tus deudas y apenas tienes un respiro para ver el juego de Los Padres, la serie de telenovela, salir a caminar al parque más cercano si tienes un poco de disciplina. Hay quienes trabajan allá y viven en Tijuana, el dilema es el cruce diario de madrugada. Mas los empresarios, comerciantes que tiene negocios en ambos lados etc. Nunca tuve la ambición de vivir en Estados Unidos. Como dicen en el temazcal, “no sentí el llamado” sino todo lo contrario. Creo que para vivir en Estados Unidos tienes que tener ambiciones de “primer mundo”. En general, no sé qué sea más fuerte si una búsqueda de identidad propiamente o búsqueda de mejores condiciones de vida. Los profesionistas que logran asentarse pronto dejan de voltear a México, como su origen y raíces, se convierten en turistas, excepto los escritores. Los escritores tendemos a volver al pasado.  En mi caso fue definir mi yo, mi ser. De niña me di cuenta que los niños en EE.UU. no jugaban en las calles. Sentía el vacío tremendo en calles sin algarabía. Eso sí, como turista disfruté mucho los viajes de niña al zoológico de San Diego o a Disneylandia donde conocí animales y personajes arrobada por la fantasía y la ingenuidad: Alicia la del el País de las maravillas, a Blanca Nieves y los siete enanos, Peter Pan y Campanita, los vi como leyenda viva, hasta que me di cuenta que eran actores. Con lo que me quedé de Estados Unidos fueron sus cantantes y ritmos como el funky, folk, rock, blues, voces de poetas ingleses como Walt Wihtman, John Milton, Mary Shelley, norteamericanas como Emily Dickinson, Silvia Plath, Anne Sexton, Henry Miller, Anais Nin y otros.  

En Tijuana, además de los sinaloenses hay gente del sur y centro de México en este momento. Mi ciudad ha asimilado caravanas de salvadoreños, guatemaltecos, hondureños. Ahora hay un montón de haitianos buscando casas de renta en Tijuana. El problema migratorio está en “fase terminal”. Esto es un “reality shock”. De mi generación casi todos se fueron para el norte a trabajar y hacerse de una residencia en estados Unidos, amigxs primxs, hermanxs, convertidas en empleadas domésticas, trabajadores de la construcción, empleados de almacenes departamentales, pizcadores de fresas, naranjas o limones, cebollas, kiwis, servidores de correos, meseros, afanadores de hoteles, vendedores de autos, dealers de mariguana y cocaína, más los muertos pasados por heroína, etc. Algunos profesores, muy pocos. Los nativos tijuanenses somos pocos y raros. Las nuevas generaciones son jóvenes y niños.

R–¿No has pensado qué tal vez el orden sea mejor?

E–¿A cuál orden te refieres? El orden de Estados Unidos nunca me gustó.  Es un orden frío, calculador, aséptico, racista. Un orden basado en la discriminación e indiferente a los sentimientos, resulta agresivo. Un orden que sólo valora las cosas materiales, a los consumidores de cosas, sus cuentas bancarias, sus créditos. En mi libro de “Tintas Urbanas”, aparece una opinión de la película “El Joker”, de Todd Phillips, que hace una crítica a la sociedad norteamericana de los 70. Una sociedad enferma e insensible a la juventud y sus sentimientos de nobleza y de amor al arte. Una sociedad que pondera los valores materiales a los espirituales. Yo me hice critica del capitalismo salvaje.  La frase de “Time is money” siempre me cayó mal. Las obras verdaderamente trascendentes han costado mucho sacrificio, sangre, vidas, persecución y muerte. Pareciera que los tiempos han cambiado, pero no; Julián Assange sigue preso y el sí sabe de secretos políticos globales donde los intereses de Estados Unidos se ven afectados, y demás corruptelas. Tengo amigos que cruzan del otro lado y en México se sienten libres, nada más cruzan la frontera y dicen: ¡ah! ¡Soy libre, ya estoy en Tijuana! Tienen la oportunidad de ser diferentes; más abiertos, más libres, más amorosos y desmadrosos. Hay una cantidad de pensionados norteamericanos que prefieren vivir en México. ¡Y otros que no desean cruzar para nada!

En Estados Unidos, imperan reglas muy estrictas. El norteamericano promedio no tiene sentido de la vida, es un consumidor, su ambición es tener dinero, viajar y comer comida rápida y ser o ver futbol americano.  Y desde mi realidad la poesía no genera plusvalía.

R–Hablemos de Desde la butaca, tintas urbanas, un libro publicado por el gobierno de Baja California, en un amplio programa editorial con otros autores y que es un registro múltiple de tu larga trayectoria. Quienes te conocemos, te hemos visto recitar, hacer performance, pero a lo mejor no conocíamos todo este panorama gigante. El volumen ofrece conferencias, entrevistas, presentaciones y reseñas de libros, reseñas de exhibición de arte, películas, crónicas urbanas entre muchos otros textos, ¿cuál es la historia de este volumen?

E–Tintas Urbanas es un rescate, una recopilación de textos que estuve publicando en el periódico de El sol de Tijuana, de 2010 al 2015, este fue el último ejercicio de periodismo cultural que hice. Un foro en donde los escritores, artistas tuviéramos un lugar, un espacio para la expresión. La intención era que se reflejara el movimiento cultural de Tijuana. Anteriormente empecé esta idea en 1985 en otra página que se llamó Imagen en el periódico El heraldo y luego otro ejercicio fue de 1990 a 1992 en el Sol de Tijuana. Tintas urbanas es el paréntesis que me dio la pandemia. L a pregunta que me hice es: ¿Qué vamos a hacer con nuestro tiempo, con nuestro espacio, los artistas?  Así, empecé a revisar mi carpeta donde archivaba las páginas electrónicas y pdf que me enviaba el periódico. Entonces, me di cuenta que tenía un varietal de diferentes formatos publicados en este tiempo. Creo que los artistas entramos en esta tremenda crisis del confinamiento y pensé que era buena idea recopilar este material.  Yo misma me sorprendo, Rogelio, de la cantidad y el montón de trabajo porque todavía faltaron algunos textos que no ya no pude rescatar, perdidos en el correo electrónico. Cuando ya tengo más o menos el legajo de textos, aparece una convocatoria de la Secretaría de cultura de Baja California en donde se invita a hacer propuestas de libros para la editorial La Rumorosa.  Veo la convocatoria y lo empecé a estructurar, así como tú lo ves con conferencias, entrevistas, crónicas, reseñas de libros. Una vez estructurado me di cuenta de que era un material que valía la pena proponerlo para ver si lo aceptaba la secretaría y quedara como memoria para los artistas, poetas y escritores con sus proyectos, libros y trabajo artístico.

R– Y cuando revisas en retrospectiva estos textos ¿qué piensas del transcurrir del tiempo? En el prólogo se hace hincapié un poco del movimiento cultural en Tijuana, pero parecería que justamente tus páginas, nos van explicando cómo este movimiento se ha ido construyendo y desarrollando, actores y personajes se han ido y han entrado ¿Cómo ves reflejado ahí este movimiento cultural de Tijuana que además es muy interesante en las últimas décadas? 

E-Si analizamos en retrospectiva se han construido muchas cosas en favor de nuestra ciudad “es un mapa de navegación” como dice Antonio Heras en el prólogo. A mí se me hizo interesante los perfiles porque hay perfiles de artistas, de poetas escritoras, artistas plásticos, historiadores e intercambios culturales de la ciudad. Es el resultado de un libro que tiene autores del centro de México y el norte. Es un libro diverso, tanto en sus estructuras como en sus formatos de escritura. Hay protagonistas y los proyectos que los representan. Me da mucho gusto haber escrito el elogio honoris causa para el poeta Saúl Ibargoyen, dado por la universidad del Campus, La Paz Baja California Sur. Poeta que ya no está con nosotros, con la  trascendencia de que tuvo para América latina y el mundo.  Otro personaje que murió en este tiempo fue el ingeniero Fernando Aceves Salmón, que dirigió la construcción de la Puerta México en 1960, y que en gobierno de Kiko Vega la derrumbaron. Un fenómeno político deleznable pues nunca llegaron los permisos federales y municipales para la demolición. Lo que queda es la denuncia y crónica del despojo de la Puerta México, un emblema de nuestra ciudad, de nuestro México, patrimonio cultural e histórico. Del gobierno que tenía el slogan “la gente manda”: una mentira política y promesa incumplida. La reseña del libro “Campestre o nada”, recopilación por los historiadores David Piñera y Gabriel Rivera; memoria del movimiento estudiantil que logro la creación de la Universidad Autónoma de B.C. El aporte a la danza contemporánea que hizo el coreógrafo y director escénico Jorge Domínguez, desde que llegó a Tijuana de la ciudad de México en 1985. El premio nacional de Poesía, representado por Cesar Aragón y que el municipio de Tijuana lanza su convocatoria cada año. Las presentaciones de libros que hice en la feria del libro de Tijuana. Entrevistas como la de Vidal Pinto, con esa personalidad tan inaprensible. Los encuentros de escritores y poetas de Felino y Norte 32, Lunas de octubre en la Paz BCS, el intercambio de ciudad a ciudad a Medellín Colombia. Todo esto, me hace sentir muy bien, es un barco en dónde muchos vamos aportando para el desarrollo cultural de Tijuana. Para mí es de mucho agrado y me satisface poder recopilar estos personajes, estos perfiles por sus aportes a la ciudad. 

R–¿Cómo explicaríamos está fuerza cultural de Tijuana que además lo vas registrando en unos textos muy interesantes que tu misma, inclusive, llamas micro crónicas? ¿Cómo damos cuenta de está fuerza cultural, estética de Tijuana? Cuando uno piensa en otras ciudades como Acapulco o Querétaro, pensará en otras cosas, pero no en un núcleo duro de artistas, experimentación.  Tijuana se ha ganado la fama de ser este lugar de lo nuevo. ¿Cómo lo podríamos explicar?

E–Tijuana ha crecido mucho pero es una ciudad joven, hay una población flotante enorme. En mis crónicas la describo como una ciudad devastada y hambrienta, llena de baches, despojada y vapuleada por falta de derechos humanos y falta de oportunidades para una vida digna donde se integre el arte de vivir. El arte es una forma de despertar de esta pesadilla. Por eso Tijuana ha sorprendido, sorprende y seguirá sorprendiendo por sus diferentes propuestas estéticas ante esta conformación sociocultural de despatriados. Aquí la influencia es de una ciudad fronteriza de ciudadanos de toda la república y como tal hemos tenido, diversas influencias, no solamente del centro de México, si no del mundo porque aquí podemos encontrar comunidades o grupos sociales, de la Alianza francesa, una comunidad de españoles, chinos que replican sus danzas y tradiciones y comida, empresarios internacionales. Los rusos que se incorporaron a la Orquesta de Baja California.  Los artistas que están en este libro, los hay con proyectos de fotografía como la de Vidal Pinto,(qepd), y Patricia Roa, artistas plásticos como Angel Valra que asume la pintura como un acto de sumersión ritual y utiliza técnicas de mecánica de fluidos; hay proyectos globales, como el de “Paisanos” de Luis Alderete, que reúne a paisanos pintores en diversos países;  Ligia Santillan y Roberto Rosique, quienes trabajan con materiales reciclados en montajes hibridos, con“ desechos que armonizan con lo disímil del tiempo”; la poesía de Odette Alonso, cubana con ese espíritu de extranjería;  de Luis Aguilar, premio Gilberto Owen que presenté en la feria del libro; Conjuro de Silvia Glez. Tejeda, poeta  picara erótica; Mario Martin poeta invidente, con una premio de poesía braile en España por la ONCE (Organización Nacional de la Ceguera en España), quien es un maestro del absurdo; Leobardo Sarabia que considero un gran cronista de la ciudad moderna con toda su turbulencia. Juliet Glez. Irigoyen con sus ensayos desde la sombra. Mi hipótesis es que Tijuana tiene está fuerza tan llena de diferentes sangres, de diferentes raíces y esto la hace ser un crisol de identidades, un crisol en dónde se representa un movimiento de mucha resistencia. Tengo diversos amigos enamorados de México y sus raíces. El mismo movimiento chicano de Estados Unidos ha sido un fenómeno de resistencia.  Lo que me pregunto es¿ qué vamos a hacer los artistas en este tiempo de pandemia? ¿Cómo vamos a darle seguimiento a lo que hicimos o  a las nuevas propuestas?   

R–Cuando hablabas, decías “soy fronteriza, soy poeta”, pensé que ibas a decir también, “soy mujer” porque es uno de los temas de este libro.

E–Sí, soy mujer y triplemente marginal, veo las cosas desde una perspectiva femenina de género, también tengo que hacer este énfasis porque finalmente soy admiradora de la mujer creadora, de la mujer que se ha hecho un mundo propio. Por qué nos ha costado mucho trabajo con toda la violencia, con todo el machismo, con toda esta cultura patriarcal que hemos estado viendo y que en el norte la vivimos de los dos lados.  Me identifico mucho con el Lamento de Sara Raca, que también reseñé donde ella se muestra como una mujer al desnudo, una virgen negra buscando su identidad en las formas de los distintos lamentos desde el vientre como conjuro. Como artista y poeta lectora he sido invitada a participar en programas culturales y encuentros literarios y siempre he tenido experiencias buenas. Como turista y poeta en Estados Unidos, yo me la he pasado a todo dar, es un país hermosísimo. Recuerda que era parte de nuestro territorio, allá también disfrutas el desierto, Arizona y pueblos que resisten los contrastes y contradicciones. El mundo mágico de Walt Disney me lo encontré en las montañas de Colorado. Los escenarios de las películas y caricaturas del oeste en Utah, así como los inviernos televisados en las nieves de Nueva York. En South Dakota conocí las “Old Lands”, las viejas tierras donde vivieron los ancestros Lakotas, danzantes del sol.

No me quiero ver como hipócrita y comodina ante lo que nos dio el capitalismo y el imperio más grande del mundo, en los albores del patriarcado, desde la revolución Industrial. Lo que me ha parecido extremo es el derroche del capital, la avaricia, la inversión en las guerras mundiales, la corrupción. El problema siempre fue la repartición de la riqueza y de género, mantener a la mujer en la sombra como creadora y científica. No valorar el trabajo doméstico y de servicio de la mujer y de la madre, como reproductora El capitalismo y sus secuaces perdieron el rumbo del balance económico, de la competencia con los riesgos calculados, al momento de echar a la basura la sobreproducción antes que bajar los precios de un producto en el mercado. Me tocó ver cerros de tomates tirados en el camino en San Quintín, con tal de competir por un mejor precio. Eso me parece un acto de mezquindad imperdonable. Así hay miles de ejemplos.

A mis amigos poetas les queda poco tiempo para vivir su arte y compartirlo, porque la demanda de trabajo productivo para mantener a su familia y pagar sus servicios es más grande.  Con la pandemia Estados Unidos está sufriendo la crisis. Este juego de la libertad tan condicionada es una forma muy manipuladora. ¿Libertad para qué? En este momento hacen falta trabajadores latinos como estibadores para sacar la mercancía de los buques o tráilers para los grandes almacenes. Con la pandemia se paró la economía y las tiendas departamentales quedaron vacías. Estos trabajos pesados de cargadores, no lo hacen los norteamericanos, lo hacen trabajadorxs, latinxs, morenxs. Ahorita corre el rumor de que quitaran el voto a los ciudadanos africanos.

Estados Unidos no es el país de las libertades. Escritores famosos como Henry Miller y Anais Nin hicieron grandes criticas al sistema. Erica Jong revela la hipocresía norteamericana en su biografía “Miedo a los 50”. Camile Paglia afirma en su Sexual Personae, esta herencia occidental, apolínea “ Occidente objetualiza a las personas y personaliza a las cosas.”

R–Háblanos ahora de tu obra poética, quedan muchas páginas de poesía, de tu obra que no están compiladas en este texto.

E–Mi poesía sé sigue haciendo, en este momento estoy escribiendo tres libros a la vez, pero son temas distintos a la poesía que escribí. Sin embargo, no me gusta hablar de lo que no he hecho o pretendo hacer porque luego no resulta. De mi diario sigo rescatando temas que no he escrito ni explorado. El último ensamble que hice de Mujer que vuela fue el ensamble Música y poesia.  Ahorita estoy volviendo a una poesía mística o temas de la urbanidad, más de la ciudad y a ver el deseo desde una distancia, a ver el erotismo a través del tiempo, con una historia de vida. Creo que en “Tintas Urbanas” hay bastante poesía, yo me sorprendo de haber hecho prosa poética.  Las crónicas hechas con ésta prosa es como volver a mis principios. En algunos textos, por ejemplo,  la conferencia de Beatriz Espejo, se retoma la figura de Rosario Castellanos, su vida y obra. Y yo con Rosario Castellanos me he identificado muchísimo, ella es una de mis maestras que me han ayudado a entender todas las cuestiones de género que yo empecé a ver en la adolescencia. También me gusta la reseña de la conferencia sobre el vino de Baja California, impartida por Marcos Amador,  somelier de Luis Cetto “Las primeras enólogas fueron mujeres”.

R–Abres con un texto sobre eso justamente

E–Sí, abro con un escrito que tiene mucho de poesía y de género, por lo que simboliza el vino, la vid, la uva, las primeras cepas del vino en Baja California y el origen del cultivo y el descubrimiento de fermentación por las mujeres, su dedicación a la agricultura y el conocimiento de los ciclos lunares. Me sorprende que el primer sarmiento se encontró en Tijuana. En la zona río encontraron los primeros viñedos. Y luego pues viene la historia de los rusos y del italiano Luis Cetto, en el Valle de Guadalupe. Anoto poesía de Jorge Luis Borges, hasta de la epopeya de Gilgamesh, pensando en el origen del vino.

R–En relación con la cantidad de poesía que has escrito podemos decir que faltaría otro libro del mismo volumen para reunirla toda.

E-Si reuní parte de mi obra en “Enediana”, que es una antología que hizo la editorial Giglico, por Manuel del Postigo. Este tomo contiene los primeros 8 libros. Los que no están incluidos son: “Hijas de la Ira”, la segunda Edición de “Razones de la Dama infiel” a la que le fui aumentando textos eróticos, y mi más reciente poemario; “Hojarasca del Silencio” que editó la Universidad del Tijuana. De estos últimos me gustaría volver a editar “Hijas de la Ira”, que es un homenaje a Susana Chávez, poeta y activista asesinada en Cd. Juárez, quien acuño la frase: ni una más.

R- Hay quien dice: “ esté ya no es un siglo de la poesía, los siglos de la poesía ya fueron”. ¿Tú qué opinas al respecto?

E –Es triste que se diga eso, pero para los poetas que estamos comprometidos no podemos renunciar a la poesía. En mi caso yo soy rehén de la poesía, yo no la busqué. Yo parto del ser; y ser poeta, ser escritor, ser escribana, fue tratar de encontrar mis palabras no como un vocabulario prestado, sino mi propia voz. Cuando escribo en Mujer de Sal:

Hay en cada uno de nosotros,

un grano de sal en los labios,

que un día germina, madura y crece,

hasta convertirse en un árbol de palabras,

da flor y fruto,

vive y muere en un jardín de sal.

Lo afirmo frente a una duna de sal en Guerrero Negro, BCS, con el sentimiento del corazón. Es un verdadero rito encontrarte con las palabras que te aclaran algo de ti mismo, es un despertar de la conciencia y del sentimiento. Y quien busque fama, dinero, reconocimientos o títulos académicos, pues encontrará eso, pero no encontrará su verdadera voz. Creo que el arte tiene mucho que ver con una era donde se proyectara mucha emocionalidad. Es posible que entremos en más caos, y por lo tanto con mayor razón debemos de seguir observando, en silencio, estudiando estos fenómenos de la nueva era con las palabras precisas. Los siglos de la poesía los hemos ido asimilando con una rezago cultural y educativo muy grande. A mí no me alcanza el tiempo para leer los siglos, pero borrar esa secularización fue pasar a la vida moderna, y los poetas malditos hicieron lo suyo al exponer su poética existencial y lo seguiremos haciendo.

Así como me encuentro jóvenes decepcionados del mundo, me encuentro otros apasionados con la vida. Sé que estamos viviendo lo efímero, tenemos un problema con el tiempo. En este momento estoy leyendo a Lipovetsky “La felicidad paradójica” a Byung Chul Han, con su documental “La sociedad del Cansancio” Yuval Noah Harari, “De animales a Dioses” estos filósofos tienen un lenguaje poético, metafórico, que me están ayudando a comprender los tiempos en los que estamos viviendo. Siento que la poesía es una forma de comprendernos, es una forma de apresar la realidad, es una forma de entender y reconocer nuestro lenguaje.  Aunque que sí vienen otros lenguajes, a la mejor el lenguaje de la tecnología nos confronta y mucho. Este lenguaje que está en una computadora, las formas en las que tenemos que abordar estos instrumentos, también son otras formas de entender, de tener un diálogo con los demás a través de las máquinas. Pero por supuesto que el contacto humano, siempre va a ser necesario mientras estemos en este cuerpo humano hasta que desaparezca esta civilización. Con sus diversas manifestaciones la poesía siempre va a estar ahí. Lo que me preocupa es la infodemia, la falta de autenticidad, de voluntad, de honestidad, la falta de compromiso y de sinceridad.

R-Es una maravilla que el libro Desde la butaca esté a disposición de todos en formato digital que le da acceso, claro que los libros impresos tienen un encanto gigantesco, pero la facilidad de tenerlo en PDF también es muy buena ¿no?

E-Sí, claro, el libro electrónico es una oportunidad, el acceso directo a la lectura. Además, a pesar del volumen es un libro ligero, por los diferentes formatos que tiene tan diversos. Lo puedes leer por partes, según lo que te interese, ya sea entrevista, reseña o crónica. Es un libro para la memoria, en este libro todo sucedió antes de la pandemia y también se puede crear una opinión pos pandemia. Espero que en este libro los jóvenes encuentren la resignificación de los conceptos y de la relación con el arte. El arte no se puede hacer en formatos tan distanciados del contacto humano porque tenemos que saber experimentar con los materiales y con las formas. Hay que cotejar las actas virtuales con la realidad, ser observadores de estos procesos. Entonces la resignificación de conceptos y de ideas tiene que tener un lugar en el laboratorio del artista que queremos ser. Lo virtual marca lo efímero del comunicador, un desliz puede ser el “copy paste”. El escritor o poeta y  artista plástico tiene que manejar contenidos sustanciales, entrar a la forma que permita experimentar el artista que somos, aún con formatos virtuales. El cine nos enseñó eso. El manejo de la imagen sin la naturaleza en conflicto, sin un buen argumento dramático no hace la gran película.

R-Con esta pregunta quiero cerrar ¿qué es lo que aprendiste durante este tiempo de pandemia, además de haber compilado este libro? ¿cuál dirías que fue tu mayor aprendizaje de este paréntesis y qué te gustaría que las personas hubieran aprendido en este paréntesis?

E-Te agradezco esta última pregunta.  Necesito contextualizar lo que paso para decirte que tanto es de aprendizaje y de reflexión, tiempo para pensar y estar de observadora. Yo todavía estaba trabajando como maestra en la escuela y a punto de jubilarme. Me di cuenta que no estábamos preparados para le escuela “on line”. Nunca habíamos vivido algo así. El nuevo paradigma educativo entró muy forzado y fue un cambio muy radical e intenso. Creo que nos adelantamos en abandonar las escuelas y hacer el confinamiento. Al principio en Tijuana no se sentía tanto el impacto pandémico. En marzo del 2020 mis alumnos no contaban con computadoras y algunos maestros tampoco. La vida del tercer mundo se evidencia con la falta de recursos tecnológicos y la Secretaría de educación no sé qué tanto apoyó las carencias. La pandemia fue mental, psicológica al principio. Un experimento socio darwiniano.  La información que nos llegaba era difícil de asimilar. Eran protocolos y avisos de que la muerte andaba en las calles, en vuelos, aeropuertos, comercios, playas, hospitales, que venía de China, a Europa, de España a Estados Unidos y en México la calaca bailando con todo el mundo y hospitales saturados de contagios. No se sabía si era neumonía o covid 19.  Para seguir con las clases se manejaron todos los formatos con los que se pudieran conectar los alumnos: internet, celulares, whats app, computadoras. Las llamadas de padres de familia, alumnos, mensajes de texto, por todas las vías proliferaban.  Esto decayó en una especie de histeria colectiva y en silencio, nadie hablaba de esto. La Secretaría de educación mandaba muchos formatos administrativos y educativos, y que teníamos que leer, pero aislados y en encierro. Se hacía lo que se podía en clases y tareas.  Empecé a extrañar el contacto real con mis alumnos, la escuela como espacio físico. Pensaba en lo estresante que era para los maestros de doble turno. Pero esto lo teníamos que tomar como parte de los aprendizajes de la nueva escuela y salvar el ciclo escolar. Empecé a conectarme al classroom virtual. Las opiniones de maestros es que esto era una maravilla. Hasta que se empezaron a cerrar los lugares públicos. Los protocolos de salud la gente no los respetaba al principio y no creía en la enfermedad. Pero empezó a proliferar un fenómeno de: “sálvense quien pueda” cuando empezaron a caer los primeros contagiados. Lloramos de teléfono a teléfono con la perdida de algunos amigos, artistas y maestros.  Hasta este momento yo no estaba entendiendo nada, y pensaba que pronto pasaría. Grosso error, porque al ver que no pasaba, empezamos a pensar que el diablo y Plutón de fiesta y que había que cuidarse mucho. A la vez, me di a la tarea de conseguir todos los remedios de las abuelas y medicamentos para sanitizar mi casa y los alimentos. Realmente fue muy desesperante no poder ver a los amigos enfermos, darles aliento, o a los difuntos darles debida sepultura. La pandemia vino a cambiar los hábitos, las rutinas, las reuniones tradicionales, los rituales de despedida, el encuentro casual se fue extinguiendo. El miedo se sentía en las calles. El pánico se desató en la gente, pero a nosotros los maestros nos pedían estar tranquilos y resistir el cambio. Sin embargo, eran evidentes las emociones y sentimientos de frustración y odio, en las redes, los divorcios, la violencia en casa, la ausencia de alumnos en la pantalla, la crisis de la escuela en línea, mas maestros muertos, más contagiados, hasta la fecha… Así andaba cuando me llega el oficio de jubilación, trámites burocráticos, las enormes filas, los tropiezos burocráticos con los cierres de oficinas gubernamentales, las idas a Mexicali, etc…

Después de que me jubilé di gracias al universo. Me sentí liberada del caos en que estaba cayendo. Aprendí, a tener paciencia para aceptar lo nuevo, a fluir, a no dejar de asombrarme y llorar si era necesario, a tener conciencia más de mi salud, a tener confianza en cada acto bueno, a meditar para no caer en pánico y miedo. El pánico, la histeria, la tristeza, la depresión aparecieron como enfermedades colaterales del covid 19. Pero, hay algo que nos trajo la pandemia aparte del miedo, el tedio. Este es el paréntesis, estamos enfadados con la vida. Ahora tenemos que aprender a vivir con ese desencanto, borrar las ilusiones. Hay muchas actitudes que ya nos sirven para nada, que están de más. Volver a lo básico, volver al cuerpo, me hizo ver que estamos depurando, abandonando lo superfluo, lo innecesario. Estamos enfrentando el absurdo, lo retrogrado, el pecado universal: atentar contra la vida. Los que siguen ganando en esto ya sabes quienes son. Lo que me parece claro es que la humanidad se dio un autogol.

Fotografía portada: https://mexicanculturalcentre.files.wordpress.com/2014/05/elizabeth-cazessc3bas.jpg?w=300&h=232

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